Para algunos soy un experto en Bali. Para otros, simplemente un loco que estando en el corazón de la isla no conoce absolutamente nada de este increíble lugar.
Italia es de esos países que uno siempre tiene en mente conocer. Por sus sabores, su geografía, su cultura, su idioma, y bueno, también por sus ejemplares masculinos.
Además de los viajes, la comida me quita el sueño. Siempre he dicho que tengo alma porcina y hasta el día de hoy lo creo.
Con pocos días para estar en un país donde cada rincón es digno de visitar, decidimos tomar un auto desde París y recorrer la región de Borgoña, famosa por sus vinos. Por Isabel Cameron.
Viajar por el mundo es aprender nuevas recetas para recordar. Porque cuando saboreo un gusto familiar, vuelve a mi mente un recuerdo que creía perdido.
Con una visita quedé enamorada de Londres, una ciudad moderna, cosmopolita, histórica y bohemia. Por Nicole Olivares.
En el Sahara vi la postal más maravillosa, una escena mucho más impresionante que cualquier sueño viajero que había imaginado.
Durante mi intercambio en Milán, me di cuenta de que la cocina es mi pasión. Y me propuse hacer un curso en Italia.
Desde Hong Kong crucé a Shenzhen y decidimos pasear por Guilin, Yanhghuo, Xingping, Chengdu, Xi’an, Pingyao y Beijing.
No hay mejor modo de conocer un lugar a través de sus sabores. En esta ocasión probé la especialidad mexicana: grillos fritos.
París todavía guarda rincones romanticones. Sitios que miran a los turistas desde lejos, saboreando la vida cotidiana de los parisinos.
Con incontables arrecifes de coral, comida cargada de crema de coco y una especial onda polinésica, hoy les presento a mi propio Atlantis: Kiribati.