Kiribati: Mi propio Atlantis


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Me cuesta compartir este secreto. Pero también me siento egoísta guardándome a Kiribati sólo para mí. Con incontables arrecifes de coral, comida cargada de crema de coco y una especial onda polinésica, hoy les presento a mi propio Atlantis.

 

Imagen del fondo del mar en Kiribati

Kiribati es el paraíso de los amantes del buceo

Para muchos, Kiribati ni siquiera existe en el mapa. De hecho, no es fácil encontrarlo incluso sabiendo más o menos en qué lugar del Pacífico se encuentra este archipiélago.

Los pocos que han escuchado algo acerca de estas islas, las conocen por ser el primer lugar en el mundo al que llega el año nuevo, o porque sus escasos habitantes se encuentran en una operación de traslado a Nueva Zelanda, debido a que este país será el primer afectado por el calentamiento global, y sus tierras bajo el nivel del mar serán inundadas e inhabitables.

Para mí, Kiribati es un lugar muy especial. Aún sin conocerlo, despierta en mí la llama más profunda de mi vocación viajera. Quizás es mi Atlantis del futuro.

Kiribati es realmente una joya para los que buscan encontrar un tesoro no descubierto. Un excelente lugar para los amantes del buceo. Kiritimati, una de las islas de este archipiélago, tiene incontables y coloridos arrecifes en medio de aguas turquesas, que no han bastado para atraer a los viajeros. Probablemente sea por la dificultad que implica llegar a este país.

Palmeras junto al mar en Kiribati

Una de las lindas playas de Kiribati

Su comida cargada de crema de coco da la oportunidad de disfrutar un banquete en alguno de los «Maneabas» (casas de reunión) en donde, entre danzas y música polinésica, podrás escuchar historias como cuando eras un niño.

Y de ellas nace este sueño.

Todo nació por mi abuelo

Sin duda, Kiribati pasará a ser una historia. Como las que escuchábamos de Atlantis… como las que me contaba mi abuelo.

El mayor cuenta cuentos que he conocido, mi «Papi», nos desafiaba preguntándonos capitales hasta que, con los años, era casi imposible que lograra ganarnos a mi hermano y a mí. Cuando aprendimos la de Burkina Faso, pensamos que se había dado por vencido.

Carlos indicando la distancia entre Kiribati y la Torre Eiffel

Cuando me encontré a Kiribati en la Torre Eiffel

Poco antes de morir, nos pidió que jugáramos. Con una mirada cómplice, nos miramos con mi hermano y asentimos. Después de una decena de capitales difíciles respondidas, y cuando ya pensábamos que era imposible que nos ganara, escuché por primera vez Kiribati. Las historias que le siguieron sólo fueron un alimento de su triunfo y consiguieron que hoy este país sea uno de los destinos que tengo en mi lista de sueños viajeros.

Y todo partió por mi abuelo.

Quizás, si vas antes que yo, seas el primer chileno en pisar estas tierras. ¿Suena atractivo para tu lista de sueños viajeros?

Lugar:

Kiribati

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