Una tarde en el París más clásico


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París todavía guarda rincones romanticones. Sitios que miran a los turistas desde lejos, saboreando la vida cotidiana de los parisinos. Y aunque muchos de ellos prefieren guardarse estos lugares, acá te muestro una parte de este París cinematográfico.

 

Lo admito: tengo una obsesión con París. No sé si la culpa es de mi pasada por colegios franceses o de “La Bella y la Bestia” (soy del ‘89, es inevitable que Disney sea parte de mi infancia). Al comienzo de esta película vemos un pueblo francés perfecto, donde todos se saludan con un bonjour mientras abren sus pequeños almacenes con ventanas llenas de flores.

Quesería en París

La Fromagerie

Este tipo de imágenes en la “ciudad de las luces”, la “ciudad del amor”, se han ido perdiendo poco a poco. Es probable que los millones de turistas que llegan todos los años a ella hayan hecho que París y su gente se vuelvan cada vez más impersonales.

Pero no, ¡no todo está perdido! Existe la Rue Cler. Esta callecita ubicada en el 7ème arrondissement, cerca de la Escuela Militar, tiene todo lo que soñamos de París: una fromagerie (quesería), una boulangerie (panadería), una chocolaterie (chocolatería) y la infaltable fleurerie (florería).

Mientras estuve visitando a mis papás, al menos día por medio pasábamos por esta calle donde cada local es más lindo que el anterior, y todos son atendidos por sus dueños expertos en sus oficios, que saludan alegremente a cada vecino que entra a comprar. La atención es tan personalizada que se acuerdan de tu compra anterior, te dejan probar todo lo que venden y te hacen recomendaciones según lo que van aprendiendo de ti durante los minutos que estuviste dentro de la tienda.

Vista de la Torre Eiffel con el atardecer de fondo

La Torre Eiffel desde los Campos de Marte

Picnic perfecto

Después de cumplir todas sus fantasías culinarias en esta calle, se acordarán que están en París, que no todo es comida y que no pueden irse de la ciudad sin ver la Torre Eiffel. Consejo: cómprense un helado en la Rue Cler y cómanselo mientras recorren las seis cuadras que la separan de los Campos de Marte, donde pueden sentarse y hacer un picnic con los panes, quesos y vinos que acaban de comprar.

Estar ahí sentado, viendo la Torre Eiffel y a los turistas que hacen acrobacias para sacarse la foto más creativa con ella, es uno de esos momentos en la vida que te gustaría que duraran para siempre.

Les recomiendo hacer este itinerario en la tarde, cerca de las 6 PM (si van en invierno). Así, a eso de las 7 podrán ver el espectáculo de luces titilantes que, durante cinco minutos, iluminan la torre. Es, también, el momento perfecto para conocer este monumento por dentro.

Si no son muy deportistas y subir 300 metros de escaleras se les hace cuesta arriba, compren el ticket para la subida en ascensor y bájense en cada piso, para disfrutar de todas las perspectivas posibles de París. Mientras vayan subiendo, la noche irá acentuándose y progresivamente todas las luces de la ciudad se irán prendiendo. En ese momento entenderán por qué París es “la ciudad de las luces”, por qué ha inspirado tantos libros, películas y canciones, y por qué estoy obsesionada con ella.

Lugar:

Francia

Intereses:

Gastronomía Parques

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