De copas en la región de Borgoña

 

Con pocos días para estar en un país donde cada rincón es digno de visitar, esta vez decidimos tomar un auto desde París. Por Isabel Cameron.

 

A pesar de que nuestro objetivo era llegar a probar los vinos Grand Cru producidos en la región de Borgoña, el aperitivo ameritaba nuestra primera parada en la ciudad de Epernay, a solo 120 kilómetros de París, mundialmente conocida como la “Capital de la Champaña”, en honor a la apelación de origen controlada de los afamados vinos burbujeantes que allí  se producen (ojo que en Chile debemos llamarlo espumoso).

El camino comenzó con suaves lomajes de viñedos interminables y nuestro GPS  nos llevó directo al centro de la ciudad para estacionar el auto y comenzar a caminar la Avenue du Champagne, donde están las afamadas y elegantes Casas de Champaña.

Abadía de Fontenay

Abadía de Fontenay

Nuestro tiempo era acotado, así que de inmediato nos dirigimos a la renombrada Möet & Chandon. Antiguamente era un monasterio donde sólo se producía vino, hasta que el descubrimiento casi mágico y azaroso del  monje ciego Dom Perignon (cuya estatua de la entrada y amerita una foto).

Hicimos un recorrido guiado por las galerías kilométricas de las centenarias cavas subterráneas con la historia de la champaña, y nos enteramos de que Napoleón Bonaparte tenía allí su propia reserva de botellas, y que además implementó la forma de abrirlas con su sable. El espectáculo nos entusiasmó mucho para el siguiente paso: la degustación de burbujeante champaña.

Dejamos Epernay para adentrarnos de lleno en la Cote d´Or. Como la idea era ir conociendo, tras una hora y algo más de viaje paramos en la Abadía de Fontenay, Patrimonio de la Humanidad que data del siglo XII. Queríamos entrar a una de sus impresionantes iglesias en ruinas, pero como había un matrimonio preferimos hacer el recorrido por el monasterio. La audioguía nos contaba cómo se recluían monjes escribanos que se autoabastecían con sus propias siembras, casi en un rito de supervivencia.

Fábrica de Anis en Flavigny

Fábrica de Anis en Flavigny

¿El pueblito del anís o del chocolate?

Retomamos un serpenteante camino que en 20 minutos nos llevó a una cima donde encontramos Flavigny Sur de Orzain, uno de los cien pueblos más hermosos de Francia, y que no posee más de 300 habitantes.

Nos bajamos del auto atraídos por un dulce olor a anís proveniente de la fábrica del afamado Anís de Flavigny , un clásico caramelo francés que no es más que una mínima pelotita dura con una semilla de anís en su interior, algunas van saborizadas con limón, canela incluso rosas. Recorrimos la fábrica hasta llegar a la sala de ventas donde, aparte de comprar la clásica latita de dulces,  literalmente abusamos de todas las degustaciones que nos ofrecieron.

Fue en las estrechas calles medievales de este pueblo donde se grabó hace un par de años la película Chocolate  con Juliet Binoche. Si la viste podrás reconocer las escenas, pues todo está intacto. Si no, en las fachadas hay plaquitas que recuerdan lo que se filmó en ese lugar.

Brindis con espumoso

Un salud con champaña… en Champaña

¡Llegamos!

Se nos hizo de noche, pero estábamos a punto de llegar a nuestro destino. Aunque Dijon es la capital de Borgoña, el punto más estratégico para probar los vinos está a 50 kilómetros, en la ciudad de Beaune. Al igual que muchas ciudades en Europa, este lugar conserva su casco histórico, pero sin duda la máxima atracción, junto con los viñedos, es el Hôtel Dieu, el antiguo “hospital de Dios” que recibió enfermos por caridad desde 1443, y que hoy es un museo imperdible.

Justo al frente había una increíble librería con bastante material enológico, así que nos compramos una guía de vinos para no marearnos con tanto que ver. Esa que la cosa no es llegar y hacer tours por los viñedos como en Napa o Sonoma. En Borgoña se debe agendar la visita con tiempo y directamente con cada bodega, así que como no habíamos hecho ninguna cita, decidimos recorrer libremente los viñedos. Eso sí se puede hacer.

Conocimos Clos Vougeot y Romanée-Conti y terminamos yéndonos de copas. Brindamos con el corazón más que contento por todo lo que vimos y descubrimos, con la promesa de regresar pronto a la tierra del Chardonnay, el Pinot Noir y, claro, la mostaza Dijon. ¡Salud ¡

Lugar:

Francia

Intereses:

Gastronomía Historia

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