Viajar por el mundo a lo sibarita


Banner Faro Tours
Banner Faro Tours

 

Viajar por el mundo no es sólo visitar nuevos lugares, aprender cosas nuevas y hacer nuevos amigos. Para mí, viajar también es aprender nuevas recetas para prepararlas en mi casa y recordar. Porque muchas veces me ha pasado que cuando saboreo un gusto que por algún motivo se me hace familiar, vuelve a mi mente un recuerdo que creía perdido.

 

Burfi

Burfi

En India bajé mucho de peso simplemente porque su comida, a pesar de ser en su mayoría vegetariana, era intragable para mí. Pero no así sus dulces, pues creo no haber probado manjar más exquisito que un burfi indio en todas sus variedades.

En Nepal volví a la vida comiendo momos de verduras con ají, y en Tailandia recuerdo que subí muchos kilos, porque cada vez que salía a la calle me comía un arrolladito de verduras, un pad thai, o la famosa tom yum o sopita de leche de coco y gambas picantes a la que me hice adicta.

Mi primer viaje al extranjero fue a Brasil, y recuerdo que me enamoré de ese olor a fruta tropical que se te pega en la piel, de sus feijoadas y de sus camarones al disco en la playa.

Feijoada

Feijoada

De Italia siempre me acuerdo de sus brioches, pastas o pizzas con pesto; de Francia de sus crujientes croisants y quesos que me vuelven loca, y que incluso me siento a comer en la sala de espera cada vez que me ha tocado pasar por el aeropuerto de París.

De Barcelona añoro sus sangrías y churros con café que alegraban hasta los atardeceres más tristes del Mediterráneo. De Egipto los dulces árabes son mis favoritos junto al típico karkadé (té de hibisco), que te servían en todos lados aunque hiciera 50°C, y de Japón sus interminables sopas de fideos gruesos (udón).

A los hongkoneses les robé la idea de servir agua tibia con miel y hielo durante el almuerzo, a los singapurenses la capacidad de hacer una sopa magnífica casi con puro arroz (congee), y a los indonesios la genialidad de crear un postre a base de palta, leche y raspadura de coco.

Karkadé

Karkadé

De Perú alabo sus causas (especie de pastel de papa frío con mayonesa, palta, huevo y atún o camarones), que además de ser un plato exquisito tiene un origen histórico. De China aún no puedo creer que se coman la raíz de flor de loto y que sea tan exquisita.

De Chile suspiro por las empanadas de queso camarón, las machas a la parmesana y sus pailas marinas, y ahora que vivo en Buenos Aires puedo dar fe de que no hay necesidad de cambiar de continente para comer las mejores pizzas de la vida.

Comentarios