El país que todo viajero Faro debiera conocer


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Desde Hong Kong crucé a Shenzhen con la intención de conocer Dafen para hacer un reportaje. Una vez allí, mi compañero y yo nos encantamos con China y nos pusimos a recorrer en bus y tren. Paseamos por Guilin, Yanhghuo, Xingping, Chengdu, Xi’an y Pingyao, hasta llegar finalmente a Beijing.

Giannina sentada en la montaña Laozhai, en Xingping

Montaña Laozhai, en Xingping

China no es lo que uno se imagina; es increíblemente mejor. Pero, al mismo tiempo, se hace inmensamente difícil de entender y, aunque tengas un súper diccionario, si no sabes pronunciar cada palabra cambiaste totalmente el sentido de la conversación y es difícil que te comprendan.

Fue lo que me pasó con la comida –que nada tiene que ver con la que comemos en Chile–, pues tuve que aprenderme el nombre de algunos platos básicos como el arroz chao fan, huevos con tomate, tofu con verduras y, mi favorito, raíz de flor de loto con soja.

Le pedí a mi profesor de Tai Chi que me las escribiera en un papel en chino mandarín, para mostrárselas a los meseros cuando fuera a un restaurante que no tuviera menú traducido. Después, felizmente llegué a un lugar con cocina y la dueña me enseñó a cocinar mi propia comida china versión vegetariana.

Aprovechar las oportunidades

China con bebé en su espalda en el mercado de Fuli

Mercado de Fuli

Si tuviera que describir China diría que es una mezcla de arrozales, montañas cuadradas, lagunas celestiales, pepinos gigantes, postres de mango, lámparas de papel, osos panda, guerreros de barro, chinos musulmanes, papiros y abanicos, casinos callejeros, chino cantonés y chino mandarín, Himalayas, maní con soja, frío que quema, té caliente, sopas ramen, Mao y, por supuesto, la Gran Muralla.

No es sólo el país súper colapsado que siempre nos muestran en televisión. China tiene también pueblos llenos de arte como Dafen, donde casi todo son pintores; decenas de villas ancestrales como Pingyao, en donde todo luce como del siglo pasado; pueblos perdidos entre montañas y lagos que te dejan sin respiración y pueden llegar a retenerte y enamorarte como nos pasó a nosotros con Xingping.

Vista panorámica de Xingping

Xingping

Luego de dos meses recorriendo el país, finalmente llegamos a Beijing y por cosas de la vida terminamos llegando en moto a la Gran Muralla.

Siempre recuerdo lo que me dijo mi maestro de artes marciales sobre el pensamiento chino frente la vida, y es que el arte de vivir debía ser como el Tai Chi, hay veces en que se nos presenta una sola instancia, un movimiento, una oportunidad, y nuestro deber es aprovecharla, y eso fue lo que hice exactamente con China.

China es el lugar donde pasé los meses más preciosos y emocionantes que recuerdo de mi viaje por Asia, la mejor bienvenida y el mejor final. Un país gigante y hermoso que posiblemente nunca terminaré de conocer, pero que quedará en mis recuerdos toda la vida. Si eres un viajero Faro, quizás china debiera estar en tu bucketlist.

Lugar:

China

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