En poco tiempo, Faro Travel comenzó a convertirse en lo que tanto anhelábamos: el Facebook de los viajeros, ese lugar donde podían hablar libremente de lo que más los apasionaba.
Fueron tres horas caminando entre esqueletos, estalacticas, estalagmitas y, a veces, nadando con el agua al cuello.
Nos sentimos afortunados de experimentar con un majestuoso animal como el elefante, en medio de una epifanía viajera.
Me tatué una tortuga en la espalda soñando con nadar con alguna y, sobre todo, recorrer el mundo como ellas lo hacen.
Es un viaje “profesional” y formativo donde el mundo se convierte en la mejor escuela, que hace años es mi obsesión.
Este viaje me dio lucidez y tranquilidad para el desafío que venía. Fue el baño de energía viajera que me hacía falta.
El guía nos dijo que nunca había tenido viajeros con tanta suerte para ver animales. ¡El jaguar del Pantanal no se ve dos veces!
Todavía no soy capaz de explicar por qué viajo. Viajar me emociona, me hace feliz y pleno, y me conecta con personas distintas pero a la vez muy parecidas.
Para algunos soy un experto en Bali. Para otros, simplemente un loco que estando en el corazón de la isla no conoce absolutamente nada de este increíble lugar.
El sueño era un roadtrip por Uruguay y el personaje era la Mochilenta, la versión chilensis de la mítica “Wilson”.
La motivación del sueño de viajar un año por el mundo.
Tras una ajetreada parada en Manila, llegamos a Palawan para cumplir un anhelado sueño viajero: recorrer el Underground River.