Los jóvenes británicos lo popularizaron hace mas de 200 años y hoy en día ha desaparecido conceptualmente, pero hace años es mi obsesión. El Grand Tour es un viaje “profesional”  y formativo donde el mundo se convierte en la mejor escuela.

Antiguamente solía ser solo para una clase aristocrática cuando viajar era un lujo. Hoy en día el mundo está accesible para todo aquel que quiera aprender de él y, en mi caso, hace años vengo puliendo una ruta. La gracia de esta aventura a medida es que dependiendo del interés profesional o personal que uno tenga, el mundo tendrá siempre una alternativa para regalarnos.

Durante el renacimiento, estos viajes formativos permitían a los jóvenes ingleses a empaparse del arte italiano, de la cultura francesa, de la literatura alemana y de la historia en general. Luego de algunos meses o años, estos viajeros volvían y transformaban sus rutas en libros y en la “universidad” que les permitía desenvolverse con éxito en su país.

Uno de los grandes exponentes contemporáneos del Grand Tour fue Harry Seidler, un arquitecto que viajó por más de 50 años retratando los logros más importantes de la arquitectura mundial a través de un libro que posteriormente llamaría The Grand Tour.

¿Y mi ruta para el Grand Tour?

El Grand Tour era una forma de intercambio cultural y de aprendizaje sobre las ciencias más avanzadas que cada país iba desarrollando. Como marketero y emprendedor, esta forma de viajar es algo que siempre ha llamado mi atención. Mucha gente viaja para descansar pero, en mi caso, el viaje es una exaltación de la curiosidad y también una forma de convertirme en mejor profesional y persona. En esa línea construí mi propia ruta marketera y emprendedora.

1. La creatividad argentina

No es casualidad que importantes premios publicitarios se los ganen año tras año agencias argentinas; que la literatura, la música, el teatro y el cine de nuestros vecinos tengan el prestigio que tienen y que los trasandinos sean famosos por su forma de contar historias.

Para la primera etapa del viaje me imagino algunos meses en Buenos Aires entendiendo de dónde proviene esa capacidad creativa, yendo a agencias de publicidad, haciendo cursos, asistiendo a obras de teatro, al cine y, sobre todo, mirando cómo viven y se comportan nuestros vecinos mientras me como un bife chorizo o leo un libro en alguno de los inmensos parques porteños.

Buenos Aires

2. Marketing y emprendimiento en California

Por algo marcas mundiales como Airbnb, Google o Facebook provienen de este increíble polo de emprendedores y marketeros. Mientras voy a visitar las empresas, hago algún internship o asisto como oyente a alguna de las mejores universidades del mundo, me imagino caminando sobre el Golden Gate en San Francisco, escapándome algunos días a Yosemite o haciendo un roadtrip por Napa Valley o por la ruta desde San Francisco a Los Ángeles.

San Francisco

3. Economía colaborativa en Seúl

En otras ocasiones he contado mis enormes ganas de conocer Corea del Sur, pero además de sus calles iluminadas con neón, la increíble cultura culinaria o esa arquitectura futurista, Corea es uno de los polos mundiales de emprendimiento y economía colaborativa.

Seúl está involucrado en un entretenido proyecto llamado “ciudad colaborativa”, en el que el desarrollo y el emprendimiento se están generando entre las personas que con este concepto buscan generar comunidad. En Seúl puedes encontrar WiFi gratuito en los espacios abiertos, librerías comunes en los edificios, alto número de incubadoras de emprendimiento, “centros para compartir cosas” y emprendimientos para compartir autos, entre muchas otras iniciativas que hacen de Seúl un imán para quienes nos atrae el emprendimiento. El lugar perfecto para aprender y disfrutar.

Seúl

4. Cultura de startup en Tel Aviv

Waze es solo uno de los miles de emprendimientos que provienen de este polo mundial de la innovación tecnológica. Dicen que en Israel existe culturalmente un concepto que habla del éxito de este tipo de empresas. Chutzpah se refiere a la audacia y coraje en los negocios. Sueño con ir a entender en su verdadero contexto cómo ese concepto se vive diariamente y es una de las razones del éxito de este país.

Estando en Tel Aviv me imagino tenerlo como base para recorrer todo Medio Oriente, conocer su historia, visitar sus atractivos turísticos y disfrutar de la hospitalidad de la gente.

Tel Aviv

Todos debiéramos hacer un Grand Tour

En conclusión, el Grand Tour es la mezcla de una pasión desmedida por los viajes y el diseño de una aventura y experiencia personalizada que cada uno debiera diseñar para salir a conocer tendencias y aprender de quienes están marcando la diferencia en nuestros ámbitos de interés. Hoy más que nunca es una oportunidad que debiéramos planificar y que sin duda es mi próximo gran sueño viajero por cumplir.