Mi familia está repartida por el mundo, así que cuando una prima decidió casarse, juramos ir donde hiciera su matrimonio.
A pesar de lo que pasó, nada nos detuvo. El tiempo se debe aprovechar y nada puede impedirnos seguir la aventura.
Antes odiaba viajar. Y este primer mochileo hizo que se convirtiera en una pasión. Esta es la historia de cómo me enamoré de la mochila en la espalda.
Bastó subir una foto de este desierto de arenas blancas y ríos de agua cristalina para que todos me preguntaran por este paraíso.
Buscar el paraíso que teníamos en mente no fue fácil. Pasamos por dos lugares y lidiamos con varios animales para encontrarlo. Pero finalmente llegamos.
Nos fuimos al Sudeste Asiático por tres meses para sumergirnos en templos, playas y naturaleza. Pero me quedé con un sueño pendiente: ir a Filipinas.
Que te detengan en tus vacaciones no es una gracia. Pero con el tiempo te das cuenta de que todas las experiencias vividas en los viajes son un sueño cumplido.
Playas paradisíacas, temperatura perfecta, multirreligiosidad y multietnias. Sri Lanka se ha puesto en boga y no ha logrado salir de mi cabeza.
Un día conocí a un argentino que estaba recorriendo América en una combi. A él le agradezco este nuevo sueño viajero.
¿Se puede estar muerto de la risa 24 horas al día? En Gili Trawangan sí, porque es la isla de los hongos alucinógenos.
Kuala Lumpur es la mezcla perfecta entre lo asiático y lo occidental. Y ahí estábamos nosotras, dos chilenas perdidas en la capital malasia con el afán de ser musulmanas por un día.
Sin planearlo, compré un pasaje a Guatemala. Las cosas se fueron dando y el destino me tenía preparada una gran sorpresa.