Era un sueño que quería cumplir desde que tengo memoria. Es difícil de resumir, pero les contaré un poco de esta historia.
Hace algo más de un año atrás, viendo el programa «Paraísos Vírgenes» playas paradisíacas aparecieron en la pantalla: las islas Maldivas.
Íbamos a recorrer el Parque Nacional Conguillío. Pero los GPS no funcionaron y terminamos perdidos durante ocho duras horas.
Mi familia está repartida por el mundo, así que cuando una prima decidió casarse, juramos ir donde hiciera su matrimonio.
Nuestro transporte transformó el viaje en una experiencia única e inolvidable, haciendo que algunos pormenores ceilandeses pasaran por alto.
A pesar de lo que pasó, nada nos detuvo. El tiempo se debe aprovechar y nada puede impedirnos seguir la aventura.
El más lindo amanecer, las ruinas tragadas por la naturaleza y los tranquilos caminos que conectan los diversos templos del Angkor en Siem Reap.
Antes odiaba viajar. Y este primer mochileo hizo que se convirtiera en una pasión. Esta es la historia de cómo me enamoré de la mochila en la espalda.
Después de ver «la pequeña manzana» en los Panamericanos, decidí contarles cuáles son mis lugares favoritos de esta ciudad.
La experiencia de los tambores, el rito milenario, la adrenalina frente al fuego y el estar dentro de una caverna antiquísima fue mágica.
Hay momentos en los que uno quiere viajar para conocer y recorrer. Y otros… ¡para hacer absolutamente nada!
Superar los miedos, conocer nuevas especies y depender de una linterna para bucear. Esa fue mi aventura submarina en Koh Tao.