Había escuchado muchas veces sobre estas ciudades, pero nunca imaginé los asombrosos lugares que se escondían por allí.
Contemplar París sin nadie a mi lado fue una de las mejores cosas que me puede haber pasado.
Cerca del lago General Carrera, este pueblo minero que alguna vez fue un pujante caserío industrial, regresa desde el olvido.
Con más de 15 reservas arqueológicas que evidencian su pasado maya, Belize no puede quedar fuera de mi bucket list.
La Habana fue mi abuela, agosto de 2009, una que otra danza africana y la pasión de un amor al que todavía le quedaba tiempo.
Después de ver los cuerpos samoanos tatuados, símbolos de una cultura milenaria intacta, ¿cómo no agregar Samoa a mi lista de sueños por cumplir?
Esta fue una de esas ciudades que me cambió la vida y me desarmó el rompecabezas. Allí perdí piezas viejas, pero gané muchas nuevas.
Rosario es la cuna de muchos personajes conocidos, pero el Che Guevara destaca sobre cualquiera.
Una barrera de arrecifes, ciudadelas mayas y cayos paradisíacos. ¿Qué más perfección se podría pedir?
Un hermoso puente me lleva a Buda y otro a Pest. Ya no sé cuál es cuál. No importa, hoy son una sola gran ciudad llena de vida y diversión.
Poner un pie en el colorido y pintoresco Portofino fue como sentirnos en un set de película. Por Beatriz Sánchez.
Esta Maravilla del Mundo tiene su título merecidísimo, pues combina aventura y cultura china en un mismo lugar.