Aunque no estaba en mis planes, me las ingenié para pasar 48 horas en Ámsterdam, las favoritas de todo mi viaje europeo.
Siempre está bueno aprender algo nuevo y darnos cuenta una vez más de que la televisión sólo nos desinforma.
París siempre me recordó a Buenos Aires, a Madrid, a que cada vez que vienes lo descubres con otra piel, con otras historias salpicadas por el amor o el desamor.
Alaska suena como un destino congelado, lejano y deshabitado, pero el hecho de experimentarlo rompe con todos los esquemas que se puedan tener.
Era mi primer viaje largo, estaba sola en el Viejo Continente y, sin duda, era la primera vez que me encontraba tan vulnerable.
El buceo en Filipinas nos permitió ver barcos hundidos y tiburones whitetip dándonos un espectáculo asombroso. Por Tania Garimani.
Sin pretensiones turísticas, Rabat es coqueta, sin esmerarse en deslumbrar con encantos artificiosos ni recrear un mundo que sólo existe para el turista.
El guía nos dijo que nunca había tenido viajeros con tanta suerte para ver animales. ¡El jaguar del Pantanal no se ve dos veces!
Desde el primer minuto en Roma me quise ir. Ahora, mirándolo en perspectiva, debería volver y darle una nueva oportunidad.
En nuestra pequeña expedición para avistar orangutanes en Bukit Lawang, Indonesia, nunca pensamos que los buscados seríamos nosotros. Por Pilar Cornejo.
Hay momentos en los que uno quiere viajar para conocer y recorrer. Y otros… ¡para hacer absolutamente nada!
Al volver a Santiago mi cabeza viaja de vuelta a esas bellas tierras de verde intenso y gente amable, y casi de forma instintiva comienzo a planificar mi próxima visita.