Nuestra aventura llegaba a su fin. Pekín fue un cambio en comparación con lo que había visto antes, pero logró fascinarme.
Para algunos soy un experto en Bali. Para otros, simplemente un loco que estando en el corazón de la isla no conoce absolutamente nada de este increíble lugar.
La ciudad te invita a perderte, a ser testigo de que en cada calle hay historias que nacen en la boca de los murales. Porque Dublín no es de papel. Porque Dublín existe.
No soy de ninguna religión. Sin embargo creo en un dios, en la energía y demases, por lo que algún día me gustaría visitar La Meca, en Arabia Saudita.
Playas paradisíacas, temperatura perfecta, multirreligiosidad y multietnias. Sri Lanka se ha puesto en boga y no ha logrado salir de mi cabeza.
Desde Ulán Bator seguí los pasos de Genghis Khan. Viví con nómades y llegué a Kharkhorum, ex capital del imperio mongol.
Estuve en Kuala Lumpur hace varias décadas y no me gustó mucho. Durante mi viaje por el Sudeste Asiático decidí volver y me sorprendrí: la ciudad logró conquistarme por completo.
Kuala Lumpur es la mezcla perfecta entre lo asiático y lo occidental. Y ahí estábamos nosotras, dos chilenas perdidas en la capital malasia con el afán de ser musulmanas por un día.
Su cultura y actividades hacen de Chiang Mai un destino excitante. Elefantes, tigres, mariposas, orquídeas y un maravilloso templo sobre la montaña forman una experiencia inolvidable.
Después de muchas advertencias para que no fuera sola decidí que me sumaré a una pareja de amigos que anda por allá y conoceré Medio Oriente justo en mi cumpleaños.
Mi primer acercamiento a las islas Cook fue espectacular: en Rarotonga me esperaban con un paseo en bicicleta y, además, con una linda –y espiritual– experiencia.
Cierro los ojos, busco qué es lo primero que viene a mi mente cuando pienso en Bangkok, pero no puedo describirlo fácil o rápidamente. Son miles de imágenes, ruidos y olores.