La baña un río que parece mar y la canta un tango que parece candombe, los espejismos poéticos de esta ciudad. Por Pedro Arraztio.
“Usted, mi amor, aquí se enamora de seguro”, fueron las palabras del taxista que me llevaba a Medellín. Yo sólo me reí.
Volvería cada año a esta ciudad para seguir recorriendo sus calles, cruzando sus puentes y descubriendo sus museos llenos de historia.
Para nadie es un secreto que Valparaíso tiene tesoros. Y, más allá de lo típico, el cerro Cordillera está lleno de lindos rincones.
No es posible hacerle el quite a la ciudad puerto más importante del país, pero creo que vale la pena conocer sus rincones.
Esta fue una de esas ciudades que me cambió la vida y me desarmó el rompecabezas. Allí perdí piezas viejas, pero gané muchas nuevas.
La tierra de las libertades; piensa como quieras, haz lo que se te antoje. No molestes a nadie y nadie te molestará a ti. Es simple: vive y deja vivir.
Berlín no se parece al resto de Alemania ni a las más clásicas capitales europeas. Es más que eso, es die Größte Hauptstadt (la capital más grande).
Hace unos días volviste a Chile viendo cómo esos casi veinticinco meses en Europa quedaron suspendidos detrás de la Cibeles, la Casa de Campo y la Gran Vía.
Desde San Petersburgo cruzamos en tren a Moscú, donde sólo quería conocer la Plaza Roja y hacerle una visita a Lenin.
Después de ver «la pequeña manzana» en los Panamericanos, decidí contarles cuáles son mis lugares favoritos de esta ciudad.
Aunque no estaba en mis planes, me las ingenié para pasar 48 horas en Ámsterdam, las favoritas de todo mi viaje europeo.