La incomprendida Ciudad de Belize


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Es el punto de inicio para cualquier viaje hacia las turísticas playas de Belize. Por mucho que uno quiera, no es posible hacerle el quite a la ciudad puerto más importante del país, pero creo que vale la pena conocer sus rincones, con el fin de posteriormente entender y disfrutar más de este destino acuático.

 

Inicio mi viaje imaginario a Belize con un sobrevuelo por sus playas magníficas. Hago lo propio con sus ruinas mayas y su famosísimo Blue Hole, en la alejada región de atolones. Durante mi sueño celestial, veo turistas. Gozan del sol. Disfrutan de su daiquiri frambuesa en islotes de arenas doradas, palmeras y aguas turquesas. De golpe, la imagen cambia. Estoy aterrizando en Ciudad de Belize. Me encuentro feliz y ansioso, porque me apasiona conocer aquellos sitios alejados de la mano de Dios. Creo que la libertad espera por la gente que toma la ruta menos transitada.

Ciudad de Belize

Ciudad de Belize tiene 65 mil habitantes / Crédito foto: Flickr.com/xiaozhuli

Se trata de la urbe más grande y poblada de Belize, con alrededor de 65 mil habitantes. Es la ciudad puerto por excelencia del país centroamericano, cuya economía se sostiene con el turismo, seguido por la industria de porotos, azúcar, harina y arroz. Y además, es un destino muy joven: obtuvo su independencia en 1981. La gente allí no habla castellano, debido a su pasado como colonia inglesa.

Desde su litoral zarpan las lanchas que van hacia los cayos y atolones que atraen la atención –y el dinero– de los turistas, en su gran mayoría norteamericanos.

Comenzando a recorrer

En las costas de Ciudad de Belice flota un centenar de veleros y botes de pescadores. Las aguas aquí son de color azul oscuro, tirando a marrón. Junto a las embarcaciones, veo edificios blancos de dos pisos, cuyos balcones albergan restaurantes de pescados y mariscos donde asisten los pocos visitantes blancos que llegan hasta este lugar. En los alrededores, mucho movimiento de gente. Vendedores ambulantes, pescadores que acarrean sus mallas, ancianos.

Veleros en Ciudad de Belize

Las ajetreadas costas de Ciudad de Belize / Crédito foto: Flickr.com/hickatee

La puesta en escena de mi imaginario me traslada luego hacia el centro, rumbo a la plaza principal. Observo durante el recorrido casas a medio desarmar, cuya pintura resquebrajada me indica que hay desgaste. El tiempo, la humedad y una serie de huracanes les han jugado una mala pasada. Los ciclistas, por su parte, transitan sin sus cascos. Hay cableado eléctrico por todos lados. Tantos, que se enredan hasta las ideas. Hay autos viejos. Y las calles empapadas por las últimas lluvias están llenas de agujeros. Podría estar en cualquier ciudad de centro o Sudamérica. Sin embargo, sé que se trata de uno de los países más enigmáticos del continente.

La entrañas de la ex colonia inglesa

En torno a la plaza soy testigo de un comercio que no descansa. Mientras algunos comercializan algunas frutas, tales como plátanos y piñas, otros atienden al público en sus pequeños negocios de artículos eléctricos o materiales para el hogar. Aquí, en esta zona, me encuentro también con la oficina del primer ministro. Su fachada es de estilo colonial y es tan blanca como las nubes que cubren el cielo. En Ciudad de Belize casi todas las construcciones son blancas.

Colindante a la oficina del PM está la Corte Suprema de Justicia. Hasta aquí llegan los maleantes que han cometido algún asesinato. Sin son declarados culpables, en este sitio encuentran la muerte que se les aplica por ahorcamiento. A pocos minutos en vehículo, un puente levadizo por sobre Haulover Creek, pintado en verde y amarillo, angosto, nos recuerda que en esta ciudad el desfiladero de barcos es tan acentuado como el de los propios autos.

Haulover Creek, Ciudad de Belize

Haulover Creek / Crédito foto: Flickr.com/stylli

Dicen las malas lenguas que no hay mucho que ver en Ciudad de Belize. Que es un sitio un tanto desaliñado. Las voces más drásticas sugieren no visitar algunos sitios que pudiesen ser peligrosos. Y es que, como en todo el mundo, hay que tomar precauciones. Recuerdo las palabras de una señora mayor que me encontré en un hostal mientras viajaba por Escocia, nueve años atrás: “No existe un lugar absolutamente seguro en este mundo, pero hay que pensar que sí. Si no, no vale la pena vivir”.

Es por eso que me animo también a conocer su barrio histórico y colonial por excelencia, la zona de Fort George. Ahí vale la pena visitar el Museo de Belize, la tumba del Barón Bliss y el Memorial Park.

Soy un convencido de que las playas paradisíacas que llenan las portadas de las revistas de viajes se disfrutan más intensamente si pudiste antes conocer a fondo la ciudad y su bullicio, aún más si dejaste la vida y los pies en recorrerla. Nada es por casualidad. No hay día sin noche. No existiría el calor de no ser porque hemos sentido frío. Tampoco podríamos navegar hacia mares cristalinos si no zarpamos desde un puerto de aguas más turbias. Y mucho menos podríamos entender Belize si no hemos visto de cerca el rostro de su gente.

Fort George, Ciudad de Belize

Fort George / Crédito foto: Flickr.com/brostad

 

Lugar:

Belice

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