Al llegar a Irkutsk me esperaban -30°C (nuevamente), un lago congelado y un paseo a una maravillosa isla llamada Olkhon.
Estuve en Kuala Lumpur hace varias décadas y no me gustó mucho. Durante mi viaje por el Sudeste Asiático decidí volver y me sorprendrí: la ciudad logró conquistarme por completo.
Siempre he querido viajar a la India, en una aventura para quitarme la mochila de turista y confundirme con la gente local.
De repente abres los ojos y estás muy lejos de tu casa, en Camboya, ad portas de cumplir un sueño viajero.
En Nepal me enamoré de Chitwan, un rincón del que no sabía nada, pero que se volvió emocionante y hermoso.
Si tienes poco presupuesto para alojar durante tu próximo viaje y te gusta conocer gente local, Couchsurfing es la mejor alternativa.
En el Sahara vi la postal más maravillosa, una escena mucho más impresionante que cualquier sueño viajero que había imaginado.
Conocí este país camino a Bali y, a pesar de comentarios de otros viajeros, entendí que Singapur posee un pedacito de toda Asia.
Cuando visité La Puebla de Arenoso, de donde viene mi familia, ¡nunca habría imaginado la sorpresa que me encontraría!
Mi primer acercamiento a las islas Cook fue espectacular: en Rarotonga me esperaban con un paseo en bicicleta y, además, con una linda –y espiritual– experiencia.
Cierro los ojos, busco qué es lo primero que viene a mi mente cuando pienso en Bangkok, pero no puedo describirlo fácil o rápidamente. Son miles de imágenes, ruidos y olores.
Desde Hong Kong crucé a Shenzhen y decidimos pasear por Guilin, Yanhghuo, Xingping, Chengdu, Xi’an, Pingyao y Beijing.