Casi un mes recorriendo Vietnam, perdiéndome por sus dunas, su historia y los museos de la revolución. Vietnam en el corazón, escribiría el poeta. Yo lo confirmo.
Este es el relato de mi recorrido por Phnom Penh y cómo Mao, mi guía, cambió mi modo de ver las cosas.
Todos tenemos recuerdos e historias. Hay que salvar la memoria del dolor, del tiempo y de la vida misma. Por eso yo escribo.
La ciudad te invita a perderte, a ser testigo de que en cada calle hay historias que nacen en la boca de los murales. Porque Dublín no es de papel. Porque Dublín existe.
Sabía que había lugares increíbles en Marruecos, pero finalmente opté por la antigua capital imperial: Marrakech.
Ir a Nueva York es perder un avión porque quizás no te querías ir. Es un regreso a la vida, al tiempo vestido de tiempo.
Siempre he querido viajar a la India, en una aventura para quitarme la mochila de turista y confundirme con la gente local.
Dicen que Praga es una postal, una que está en movimiento, que tiene peldaños, laberintos, museos y galerías de arte. Porque allí está el pasado y el futuro. La vida, las despedidas y el amor.
Primero fueron los pájaros de Atenas, luego el blanco y el azul de Mykonos y, finalmente, el silencio de Santorini.
Porque Sevilla tiene lo mejor del mundo español y del mundo árabe. Porque Sevilla es simpática, alegre y bohemia. Porque Sevilla solo puede ser uno de mis lugares en el mundo.