¿Cuánto aprendí? Las definiciones parecen lejanas. Una convicción: en Myanmar las huellas son siempre eternas.
Gracias a las amigas que hice en mi intercambio a España decidí viajar a México y sumergirme en esta cultura que tenía muchas cosas que enseñarme.
La esencia de Italia vive en Nápoles y, si visitas la ciudad, es probable que quedes prendado de su locura, al igual que yo.
Hay ciudades que no te encantan a primera vista, pero con Boston fue enseguida. Es, definitivamente, el tipo de ciudad en la que podría vivir.
India. La inabordable que se entrega y evade, que vela y desvela, que no deja indiferente, que representa un viaje hacia un lugar bastante confuso: tu interior.
Nuestra estadía en Venecia coincidió con la Bienal de Arquitectura 2014. El intento por ir fue fallido, pero no en vano. Por Rosario Infante.
Aquí van mis mejores momentos en Nueva York, a donde volvería todos los años para seguir descubriéndola.
Hace unos días volviste a Chile viendo cómo esos casi veinticinco meses en Europa quedaron suspendidos detrás de la Cibeles, la Casa de Campo y la Gran Vía.
La red ferroviaria japonesa es una fantasía. Cubre todo el país y es por lejos la mejor forma de moverse en Japón.
Llegar a Hôi An es como salir de Vietnam por un rato y entrar a un lugar donde el tiempo se ha detenido.
Holanda logró dejarme loca. No me arrepiento de nada de lo que hice y me quedé con cuatro buenos motivos para volver.
Ir a Atenas fue cumplir un sueño, el de conocer la capital de la civilización que prácticamente creó la cultura occidental. Por Rosario Infante.