Mi utopía griega


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Ir a Atenas fue cumplir un sueño; por su lejanía con Chile, por su historia, por lo exótica e importante que es. La capital de la civilización que prácticamente creó la cultura occidental. Y, aún en tiempos de crisis, la metrópolis de las metrópolis cumple con todas las expectativas; huele a batallas campales, a fuerza, valentía, tiempo y experiencia ¡imposible dejar a alguien indiferente! Por Rosario Infante.

 

Acrópolis de Atenas, Grecia

Vista a la Acrópolis

Llegamos a Atenas con mi pololo a mediados de julio de 2015 para pasar un par de días en la capital griega. Nos fuimos en metro desde el aeropuerto a la ciudad y pasamos gran parte del trayecto leyendo los nombres de las estaciones, riéndonos de nuestra ignorancia; simplemente no era griego ¡era chino para avanzados! (y un dialecto que nadie conoce). Sentí ese dolor de estómago nervioso al entender dónde estábamos y lo feliz que eso me hacía.

Después de poner un pie en el hotel y dejar las maletas, salimos raudos a ver la ciudad. Caminamos un rato y nos encontramos de lleno con la plaza de Monastiraki, hirviendo de vida, calor, tiendas y mucha gente. Al fondo, en las alturas, la Acrópolis de Atenas y el Partenón en toda su magnificencia, pensé: “Esto tiene que ser una broma”. Fue como ver a Zeus mismo (mezclado con un pensamiento flash sobre los Caballeros del Zodíaco).

Los Propileos

Los Propileos

P.S. Acrópolis… ¡I love you!

Al día siguiente en la mañana éramos los primeros en la fila para entrar a la Acrópolis. Es impresionante desde el primer segundo. Comienzas a subir la colina y te das cuenta de todo lo que rodea al Partenón, que es lo más familiar y reconocible; un teatro, un auditorio, templos varios, entre ellos el de Atenea Niké y el Hefestión (uno de los santuarios mejor conservados de toda Grecia).

Tomamos un tour y comenzamos a subir las escalinatas de mármol que te guían hacia la cúspide de la colina, cuando a segundos de ingresar por la fabulosa puerta de los Propileos, nuestra particular y dicharachera guía nos comenta:

¿Ven esa inmensa roca que está justo frente a nosotros? Bueno, antes de que hubiera construcciones y templos, ahí se reunían los atenienses (la asamblea, la Ekklesía). Ahí se creó la democracia.

Ruinas del Ágora, Atenas

Ruinas del Ágora

Sentí como si una represa reventara en mi pecho. No lloré sólo porque en nuestro grupo había algunos argentinos y les habíamos arrebatado la Copa América hace pocos días (tenía que mantenerme incólume. Una cuestión de honor).

Un must: la plaza de Monastiraki de noche te deja sin palabras. Se ven las ruinas iluminadas en lo alto de la colina y puedes disfrutar de un verdadero yogur griego, sentado admirando el espectáculo y el gentío.

Cuando pienso en Atenas aún no sé si fue verdad que estuvimos ahí. En retrospectiva todos los viajes parecen un sueño, pero este es como si fuera aún más que eso. Es como un pensamiento profundo, una sensación que no se va, una idea, una utopía. Mi utopía griega.

Lugar:

Grecia

Intereses:

Historia

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