Cuando estás de viaje nadie te conoce y las posibilidades de que te vuelvas a topar con las mismas personas en la vida son mínimas, y si sucede, ¿qué importa?
Un día conocí a un argentino que estaba recorriendo América en una combi. A él le agradezco este nuevo sueño viajero.
Quito, Galápagos y Mashpi Lodge. Sierra, islas volcánicas y un bosque nuboso. Mi mujer, mi hijo y yo. Así, en un dos por tres, surgió este viaje que atesoro en mi alma. Toda una trilogía.
Quería volver, pues sería como una primera vez. Sin recuerdos del lugar donde nací, regresé después de 23 años a Quito.