Me imagino recorriendo Londres con los pies acalambrados de tanto caminar, pero contenta de haber cumplido mi sueño viajero.
Ir a Nueva York es perder un avión porque quizás no te querías ir. Es un regreso a la vida, al tiempo vestido de tiempo.
Estuve en Kuala Lumpur hace varias décadas y no me gustó mucho. Durante mi viaje por el Sudeste Asiático decidí volver y me sorprendrí: la ciudad logró conquistarme por completo.
Dicen que Praga es una postal, una que está en movimiento, que tiene peldaños, laberintos, museos y galerías de arte. Porque allí está el pasado y el futuro. La vida, las despedidas y el amor.
Cierro los ojos, busco qué es lo primero que viene a mi mente cuando pienso en Bangkok, pero no puedo describirlo fácil o rápidamente. Son miles de imágenes, ruidos y olores.
Después de 20 años regresé a Moscú, donde viví una importante etapa de mi vida. Aunque algunas cosas han cambiado, la capital rusa sigue siendo la imponente ciudad que recordaba.
A pesar de que todos me decían que el viaje sería comlicado, dejé de lado todos los prejuicios y me atreví a descubrir Egipto. ¡La sorpresa fue increíble!
Hace 20 años que no visitaba la Polinesia Francesa. En Papeete las cosas no han cambiado mucho, pero de todas maneras aprovecho la pasada para conocer la isla.