Mi sueño viajero de conocer Londres


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Me imagino recorriendo Londres de par en par, con los pies acalambrados de tanto caminar, pero contenta de haber cumplido mi sueño viajero.

 

Taxis de Londres

Taxis de Londres

Tengo una deuda pendiente con Londres. Y es que estudié en un colegio británico donde crecí con las figuras de la monarquía, con los temas de Los Beatles –en especial Yellow Submarine–, con las novelas de Agatha Christie y las aventuras de Sherlock Holmes. Donde entonábamos el himno británico y rezábamos en inglés todos los días.

Además, viví cinco años en la parte inglesa de Canadá, donde la mayoría de los nombres de los barrios – como Kensington y York– y las estaciones de metro –King y Queen, entre otras– hacen alusión al Reino Unido. Donde cada mayo se celebra el Día de la Reina Victoria y los ciudadanos juran lealtad a la reina.

Hace diez años, estando en París, estuve muy cerca de conocerlo. Pero el clima invernal, mi bajo presupuesto de mochilera recién egresada  y el tiempo no me acompañaban. En cambio, preferí tomar un tren a Madrid, donde la moneda y el clima sí estaban de mi parte.

Por lo mismo, creo que es hora de retomar este sueño viajero.  Y ya no como mochilera sino como asalariada, ya que como sabrán, Londres es una de las ciudades más caras del mundo.

Guardia de Buckingham

Guardia de Buckingham

Dónde, cómo y cuándo

Debo confesar que mi sueño de ir a Londres se emplaza en el invierno. Siempre me imaginé cruzando el Puente de Londres con esa bruma típica de las películas de suspenso que tanto caracteriza a esta ciudad, envuelta en un abrigo de pies a cabeza y con un paraguas en mi mano.

También me he imaginado tomando el clásico té de las cinco en un elegante salón con un sombrero en mi cabeza y comiendo los típicos scones ingleses. O sentada junto a una chimenea calentando mis huesos, como en la canción de Pink Floyd.

Aunque una escapada invernal a Londres no estaría completa sin una visita a esos clásicos mercados navideños en los que venden juguetes de madera y la gente toma vino o chocolate caliente y come castañas asadas mientras escucha villancicos.

Si fuera verano, en cambio, mi sueño se emplazaría en Hyde o a Holland Park,  donde estaría disfrutando de un picnic frente a una laguna. Y es que en Londres, por lo que me han contado, hay parques para todos, algunos de ellos tan tupidos y silenciosos que pareciera que estuvieras en un verdadero bosque y no en una de las capitales más importantes del mundo.

Parlamento de Londres

Parlamento

También me veo curioseando en sus típicos mercados donde se vende de todo, desde comida hasta flores, arte moderno, antigüedades, ropa y curiosidades. Entre ellos el Greenwich Market, donde me contaron que hasta venden empanadas chilenas.

O perdiéndome en esos barrios de película, desde el adinerado Notting Hill hasta Camden Town, cuna del punk y hogar de Amy Winehouse, famoso por albergar uno de los mercados callejeros más variados y extravagantes de todo Londres.

Una visita a esta fascinante ciudad no estaría completa sin dejarme caer en la Torre de Londres, en el famoso Big Ben, en el London Eye, en la abadía de Westminster o en el Palacio de Buckingham para el cambio de guardia. O sin dejar de visitar la National Gallery y el British Museum, uno de los mayores y más antiguos del mundo.

Como amante de los musicales, no podría abandonar esta ciudad sin haber ido al teatro, aunque dicen que es caro (como la mayoría de las cosas en Londres). Lo bueno es que algunos de ellos hacen una suerte de lotería, donde te inscribes el mismo día y sortean entradas muchísimo más baratas.

Así algunos amigos han podido ver obras como el Rey Lear en el National Theatre o Book of Mormon en el Prince of Wales Theatre. O Mousetrap, de Agatha Christie, un clásico con más de 63 años en cartelera.

Así me imagino, recorriendo esta ciudad de par en par… con los pies acalambrados de tanto caminar, pero contenta de haber cumplido mi sueño viajero.

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