Por Egipto (sin miedo)


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Dejé de lado todos los prejuicios y me atreví a descubrir Egipto, mientras los medios de comunicación lo mostraban como todo un peligro. Nada más alejado de la realidad: el país de los faraones está listo para mostrar sus más lindos tesoros.

 

La tierra de los faraones no es sólo un país con más de seis mil años de historia. Es mucho más que el lugar por donde pasa el río más largo del mundo; más que 120 pirámides y decenas de esfinges. Porque por su territorio pasaron decenas de culturas y lenguas distintas, desde los persas, hasta los romanos y los griegos, para así terminar siendo el país que hoy conocemos, el Egipto árabe.  Vista panorámica de El Cairo

¿Cómo no iba a ser mi sueño ir para allá? ¿Cómo no querer empaparme con esta historia? Cuando decidí hacerlo, me encontraba en Tanzania y ya había llegado el momento de volver a Europa, donde había comenzado un gran viaje de un año y medio. Así que, antes de regresar, decidí pasar por Egipto, y recorrer desde El Cairo hasta Hurghada.

“No vayas”, “es peligroso” y “vas a explotar” eran las frases que escuchaba cada vez que le contaba mis planes a alguien. Entones opté por meterme periódicamente en foros que hablaban sobre la situación política del momento, y busqué personas que hubieran ido, hasta que me decidí. Iría a Egipto. Era mi sueño, y lo tenía que cumplir.

El encanto del caos

Llegar a El Cairo es muy potente para la guata. Es una ciudad bastante inhóspita para los que venimos de Occidente; hay muy poco verde, mucho tráfico, abundan los tonos naranjos y hay mucho ruido. En cada esquina pasa algo, por todos lados se escuchan los bocinazos y los cantos musulmanes. Comparado con El Cairo, Chile es el paraíso de la tranquilidad.

Todas las casas tienen un parlante gigante, por los que se escuchan los rezos a todo volumen y a cualquier hora del día. Aún así, es imposible no enamorarse de esta cultura. Es tan distinta, que enseña a valorar la diversidad, a entender de dónde venimos y por qué nos comportamos así.

Tomarse un té en los miles de millones de stands de chicha no tiene precio. Lo hice todos los días. Estos locales siempre están llenos, y la gente disfruta de una velada con los amigos. Ojo, que si eres mujer, vas a tener que buscar un stand en el que te acepten. Pero no vale la pena sentirse mal, es simplemente una cultura distinta.

Pirámides de Giza

Pirámides de Giza

Hoy, Egipto vive una crisis social y política bastante grande, por lo que hay que saber por dónde moverse. Y, aunque en El Cairo no se sienten tanto estos problemas, muchos turistas prefieren evitar el destino. Mejor para mí; los precios estaban botados y pude vivir la experiencia de estar prácticamente solo en las pirámides de Giza… ¡increíble!

Al pensar en un país con tanta historia y problemas sociales, es inevitable intentar descifrar qué está pasando. La gente es amable, pero infeliz. ¿Será la religión? ¿Será la distribución? Probablemente sea una suma de cosas.

Si quieres entender lo que te digo, tienes que estar ahí. La sensación de caminar por las calles de El Cairo, admirar esas construcciones gigantes llenas de peso, pasar por el Nilo y, por supuesto, tocar las pirámides de Giza –que tienen más de cuatro mil años– es inexplicable. Pero no vayas sólo a sacarte fotos; vive el lugar, empápate de la historia antes de ir, entiende dónde estás parado.

Personalmente, nunca pasé susto. Los egipcios necesitan del turismo, porque viven de él. Así que, si compartes este sueño viajero conmigo, sólo puedo recomendarte que te atrevas a viajar a Egipto. La experiencia es maravillosa y estamos en el momento perfecto para visitar este increíble país.

Lugar:

Egipto

Intereses:

Historia Mercados

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