Llegar hasta el norte de Guatemala e internarse en la selva es algo que vale la pena y que todo viajero debiera hacer algún día.
Tenía a Pompeya entre ceja y ceja. Ya amaba sus antiquísimas calles antes de conocerlas, y esperé casi tres años para llegar a ellas.
Esta es la historia de cómo conocimos, en un mismo viaje, las dos ciudades más alucinantes de Norteamérica. Por Isabel Cameron.
Es imposible irse de la capital catalana sin quedar enamorado de dos cosas: el espumoso y el arte gaudiano.
Este no es el Sydney de los rubios y bronceados, sino el real, que no parece comercial de bronceador y que vale la pena conocer.
Un hermoso puente me lleva a Buda y otro a Pest. Ya no sé cuál es cuál. No importa, hoy son una sola gran ciudad llena de vida y diversión.
Anoche soñé con Florencia, una ciudad que reúne muchísimos elementos. Es una capital cultural y, en su minuto, también lo fue del país de la bota.
En medio de la Huasteca Potosina se asoman estructuras de formas únicas, en un lugar que no deja de sorprenderte.
La esencia de Italia vive en Nápoles y, si visitas la ciudad, es probable que quedes prendado de su locura, al igual que yo.
Hay ciudades que no te encantan a primera vista, pero con Boston fue enseguida. Es, definitivamente, el tipo de ciudad en la que podría vivir.
Nuestra estadía en Venecia coincidió con la Bienal de Arquitectura 2014. El intento por ir fue fallido, pero no en vano. Por Rosario Infante.
Aquí van mis mejores momentos en Nueva York, a donde volvería todos los años para seguir descubriéndola.