Vale la pena conocer Sydney


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Después de vivir un año en Syndey puedo decir que es mucho más que Bondi Beach y el Opera House. Es un centro cultural y artístico de primer nivel que muchas veces pasa inadvertido por culpa de su innegable belleza natural. La ciudad es geográficamente tan impactante que uno se puede olvidar del resto; los museos, los cafecitos, las tiendas, los festivales, las comidas raras, los suburbios y la vida diaria del otro Sydney, no el de los rubios y bronceados, sino esa ciudad real que no parece comercial de bronceador y que vale la pena conocer.

1. Northern Beaches

La costa del norte de la ciudad tiene unos 40 kilómetros de playas. Se puede llegar en micros que salen desde varios puntos del centro. Dependiendo de donde uno se baje, el recorrido se demora entre 1 y 2 horas. La última parada es Palm Beach, una playa larga, con el agua clara y arena finita. En Australia dan una teleserie que se llama Home and Away que está al aire desde 1988 y que ya va en su temporada 29. Es como el Days of Our Lives de los australianos y la filman ahí.

Otras playas que me gustaron son Newport, Avalaon y Narrabeen. Todas son como mini pueblitos costeros con un par de restaurantes y cafés. No quiero desmerecer a Bondi; es linda, es entretenida y es un lugar donde obviamente hay que ir. De hecho yo vivía muy cerca, pero Sydney tiene más de 100 playas como para quedarse con una sola.

Palm Beach, Sydney, Australia

Palm Beach


2. Bronte

Esta es mi playa favorita, porque el agua es increíblemente clara, tibia y además se forma una piscina natural donde no entran olas. El barrio es muy lindo y tiene algunos restaurantes donde se puede comer muy bien y no tan caro. Se puede llegar caminando desde Bondi o desde el centro en la 378 que en media hora te deja prácticamente en la arena. Además tiene un parque con parrillas y los fines de semana la gente se junta a hacer asados. A mí me gusta porque va gente muy diversa; familias con niños, chilenos Working Holiday y viejitos jubilados, lo que es una de las mejores cosas del país en general, que todo es democrático, incluso Bondi, que podrá ser como el Reñaca de Australia, pero igual es un lugar donde va todo el mundo y nadie anda preocupado del resto.

Bronte, Sydney, Australia

Bronte Beach


3. El CBD

Cuando uno piensa en Sydney piensa en playa. Eso es así. Nadie piensa en arquitectura o barrios históricos, pero el central business district es precioso. En realidad es uno de los pocos lugares donde hay lindas cosas en términos de arquitectura. En Sydney hay muchos suburbios con unos edificios horribles y uno piensa que en un país así de desarrollado y con ese nivel de recursos no hay por qué tener edificios tan feos. Pero la city, como le dicen al CBD, tiene lo suyo. A mí me gustaba mucho caminar por Martin Place, una peatonal donde están las oficinas de bancos y entidades gubernamentales. Un par de cuadras más abajo está el distrito de lujo con unas tiendas increíbles. Prada es mi favorita (por fuera; obvio que jamás entré).

Central Business District, Sydneu, Australia

El CBD desde el aire


4. Moverse en ferry

Sydney está rodeada de agua por casi todos lados. No es de esas ciudades donde andar en ferry es como la versión barata del barquito turístico. Aquí es un medio de transporte como el metro o la micro, y la gente lo usa todos los días para ir a trabajar. Hay rutas muy bonitas; mi favorita es la de Circular Quay a Kirribilli, que pasa debajo del puente y por el lado del Opera House, para luego llegar al Luna Park, un parque de diversiones estilo años 50’ con una vista increíble de la ciudad. Ese barrio se llama Kirribili y es lejos de los más lindos de Sydney. Lo conocí en mi primer día allá y se volvió uno de mis lugares preferidos.

El ferry a Manly Beach es como una institución para los locales. Se demora como media hora en llegar y la playa es increíble. La mejor parte es caminar hasta el final y llegar a Shelley Beach, una playa chiquitita, medio escondida, con agua cristalina y pescaditos de colores, donde la gente hace snorkel.

Otra opción es ir en micro hasta Watson’s Bay y devolverse en ferry con una vista impresionante de la ciudad y el distrito financiero a lo lejos. Cada vez que andaba en ferry me ponía como Violeta Parra y Gracias a la vida, porque la ciudad se ve todavía más bonita desde el agua. Esa sensación de “no puedo creer que viva aquí” me duró todo el año.

Skyline de Sydney, Australia

La vista desde el ferry


5. Para comer

Australia no es un país con una gastronomía muy original, porque no tiene mucha identidad; pero al haber tantos inmigrantes hay comida de todas partes del mundo. Chinatown, Koreatown y Thai Town están en un radio de no más de 12 cuadras. Algo que me llamó mucho la atención es que en todas partes la comida está muy bien preparada. Considerando que jamás fui a lugares muy caros, de verdad que eso se agradece.

En Australia el café es algo serio. Un café mal preparado es una de las pocas cosas que puede poner de mal genio a un aussie. The Grounds es un café orgánico que queda en Alexandria, un suburbio cerca de la city; la gracia es que tiene su propio huerto y una granja con animales. La estrella es Kevin Bacon, un chancho que ya es medio famoso. Una vez se lo robaron en la noche y apareció varios días después en un refugio de animales cerca de Melbourne. Es medio divo y no pesca mucho para las fotos, pero el café es muy rico y los sándwiches también.

Para comer me quedo con Lentil as Anything, un restaurant vegetariano que funciona en base a donaciones y es atendido sólo por voluntarios. Uno paga lo que quiera por comer; la comida es rica y te sientas en mesas comunes con otra gente.

Kevin Bacon, The Grounds, Sydney, Australia

Con Kevin Bacon


6. Para pasar el calor con cerveza

Lo que más debe haber en Sydney son bares, que allá se llaman hotels. No es el mejor, pero yo iba por lo menos una vez a la semana a Maloney’s, porque vendían la cerveza aguada más barata de la ciudad; uno dice “the cheapest one” y te entienden al tiro.

Para variedades de mayor nivel el mejor bar es el Mercantile Hotel que queda en The Rocks, un barrio muy antiguo, industrial y de los más lindos. El día que llegué a Australia, un amigo local me llevó allí a comer wedges, unas papas rústicas, como fritas y cocidas a la vez, una cosa muy rara y celestial que se sirve con una crema ácida y sweet chili. Después de eso volví varias veces. Es el bar irlandés más antiguo de la ciudad, tiene más de 100 años y es uno de los pocos lugares donde venden cerveza negra en Sydney. A pocas cuadras está Glenmore Hotel, que en el quinto piso tiene una terraza grande con vista al Opera House.

The Rocks, Sydney, Australia

The Rocks


7. Para comprar

Me gusta mucho comprar ropa usada y en Sydney me costó un poco encontrar, hasta que me di cuenta de que había que ir a los suburbios. En Newtown hay muchas cosas usadas, sobre todo ropa y discos. Para mi gusto la mejor es la tienda del Salvation Army, aunque Cream on King también es muy buena. También encontré buenas cosas en Darlinghurst y en Surry Hills, el segundo barrio donde viví.

Por uno de los trabajos que tuve me tocó salir mucho de la ciudad y conocer suburbios a los que normalmente nadie va, y me di cuenta de que en los pueblos chicos hay muy buena ropa usada. En general en todos lados hay tiendas del ejército de salvación donde también venden muebles y otras cosas que la gente desecha a precios muy convenientes.

Newtown, Sydney, Australia

Newtown / Crédito foto: Flickr.com/90904124@N00


8. Para conocer los otros suburbios

Quedan a más de 2 o 3 horas en tren desde Central Station. Blue Mountains es súper conocido porque es un parque nacional, pero está compuesto por varios pueblos además del parque en sí. Yo fui varias veces porque me tocó ir a trabajar y los pueblos son muy lindos. Hay unas casas increíbles entre medio de las montañas donde me imagino que los sydneyputenses van los fines de semana. Además hay wallabies sueltos en algunos parques.

El pueblo más lindo, según yo, es Katoomba, y a tres horas en tren hacia el sur está Kiama. Voy a decir esto a riesgo de que se me caiga el carnet, pero es un pueblito costero precioso que me recordó mucho a donde vivían los protagonistas de Dawson’s Creek. Además tiene un bufadero, un tipo de cueva marina por donde literalmente explota el agua.

Katoomba Falls, Blue Mountains, Australia

Katoomba Falls


9. Para salir de noche

Honestamente Sydney es bien zorrón, pero si uno busca puede encontrar otros lugares para salir a carretear. The Art Factory en Oxford St. es la discoteque que más me gustó. En la misma calle hay un bar donde todos los meses hacen una fiesta britpop que se llama Fool’s Gold. Fui una vez y lo pasé increíble.

En el 73 de York St., en el CBD, está Mojo Record Store. Hay que bajar una escalera, pasar la tienda de vinilos y se llega a un bar oscuro, con muy buena música y cocktails bien originales. En Clarence St. está The Baxter Inn, un whiskey bar impresionante. Debe haber unas 300 botellas de todos los precios. Hay que ir con bastante presupuesto eso sí, porque aquí no se pide “the cheapest one”. En Hunter St. está Frankie’s Pizza, de los mejores lugares donde escuchar música en vivo. El piso es alfombrado y huele asqueroso, pero vale la pena.

The Baxter Inn, Sydney, Asutralia

The Baxter Inn / Créfito foto: Flickr.com/albedo20


10. Para no gastar ni un dólar

Sydney es, objetivamente, un lugar caro. Cuando uno llega y no tiene trabajo es realmente un sufrimiento, pero afortunadamente hay demasiados panoramas gratis. Los australianos celebran todo y son secos para el “parade” y los festivales. Allá celebran el Mardi Grass, el Año Nuevo chino, el festival del chocolate, el Sydney Festival y decenas más. Mi favorito es el Vivid, que ilumina la ciudad durante varias semanas.

Vivid Sydney

Vivid Sydney

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