Además de los viajes, la comida me quita el sueño. Siempre he dicho que tengo alma porcina y hasta el día de hoy lo creo.
Viajar por el mundo es aprender nuevas recetas para recordar. Porque cuando saboreo un gusto familiar, vuelve a mi mente un recuerdo que creía perdido.
Sus cielos azules y el mar color esmeralda hacen que Fernando de Noronha sea «el paraíso brasileño», mi sueño por cumplir.
Para cualquier fanático “tuerca”, un gran sueño es vivir la Fórmula 1. Un gusto caro, pero que se puede cumplir. Por Felipe Cavada
Como dice Tim Cahill, “un viaje se mide en amigos, no en millas”. A eso yo le llamo el factor común.
Mi viaje por el Amazonas continúa a bordo de un barco carguero algo incómodo, pero que hoy recuerdo con nostalgia.