Nos fuimos al Sudeste Asiático por tres meses para sumergirnos en templos, playas y naturaleza. Pero me quedé con un sueño pendiente: ir a Filipinas.
No tenía claro a dónde irme de viaje, así que dejé que el destino decidiera por mí. El perfecto resultado me permitió conocer Cliff of Moher, en Irlanda. Por Andrea Soto.
Se convirtió en mi nuevo sueño por cumplir, pues une las cosas que más amo en la vida: la comida, la culturas y los viajes.
Me fui con una grata sensación de pena y alegría de esta ciudad que me recibió con una mala impresión, pero que me cautivó.
Vanuatu logró conquistarme con sólo una fotografía y hoy estoy enamorada de todos los misterios que se esconden tras sus hermosos paisajes.
Esta costa se debe recorrer en auto, lanzándose por las carreteras y caminos locales, con buen a compañía y un gran soundtrack.
Pasar algunas horas con los masáis, interactuar con ellos y con su simple vida es una experiencia que recordaré por siempre.
Después de la Primavera Árabe, el turismo se disipó de Egipto y descubrí sus tesoros de una manera que jamás habría imaginado.
Fueron años de historias, pero hubo una que nunca olvidaré. Gracias a ella hoy tengo un sueño en mente que cumpliré en cuanto pueda: conocer el Taj Mahal. Por Bárbara Becker.
Nuestra aventura llegaba a su fin. Pekín fue un cambio en comparación con lo que había visto antes, pero logró fascinarme.
Todos tenemos recuerdos e historias. Hay que salvar la memoria del dolor, del tiempo y de la vida misma. Por eso yo escribo.
A veces partes con un sueño y con el tiempo, te das cuenta de que cumpliste muchos más. Fue lo que nos pasó durante esas tres semanas recorriendo Chiloé en bicicleta. Por Andrés Bartelsman.