Lo reconozco: tengo alma golosa. Y, aunque fui sin expectativas, en Bélgica me di cuenta del paraíso gastronómico en el que estaba.
Kecil es una misteriosa isla de Malasia entre medio de aguas turquesas, troncos caídos y dragones de Komodo.
Un hermoso puente me lleva a Buda y otro a Pest. Ya no sé cuál es cuál. No importa, hoy son una sola gran ciudad llena de vida y diversión.
La tierra de las libertades; piensa como quieras, haz lo que se te antoje. No molestes a nadie y nadie te molestará a ti. Es simple: vive y deja vivir.
Esta es mi historia en Serere, un refugio ecológico donde convives con una vida salvaje que no para de sorprenderte.
Esta por Coromandel me sorprendió y encantó, pues me dio el privilegio de disfrutar paisajes que quitan el aliento.
Cinco días, más de 5 mil escalones, el más bello paisaje, aire puro y felicidad extrema resumen el mejor trekking de mi vida.
Fueron demasiadas desgracias en muy poco tiempo. La solución que el psicólogo no fue capaz de darme la encontré en mi mochila. Así, una vez más, viajar me sanó el alma.
Montreal te atrapa con su bohemia, su arquitectura, su gente, su vida nocturna y ese pulso latino que la hace ser única en el mundo.
Hay cosas que amo en la vida. Una, ya la saben, es viajar; la otra es comer y, cuando puedo juntar ambas, la vida es simplemente perfecta.
Cumplí un viejo anhelo, ir a India. Fue un viaje intenso y muy fuerte emocionalmente, no encontré lo que buscaba, pero finalmente descubrí algo mucho mejor.
Me atreví a bajar en bici por el camino más peligroso del mundo, con sólo 3 metros en algunos lugares y pendientes pronunciadas.