Al llegar a Irkutsk me esperaban -30°C (nuevamente), un lago congelado y un paseo a una maravillosa isla llamada Olkhon.
Llegué a Novosibirsk un año nuevo, tal vez el mejor de mi vida, pues empecé el 2015 haciendo lo que más me gusta: viajar.
En la estación de trenes el Transmongoliano se volvía realidad por tiempo indefinido, convirtiéndose también en un sueño cumplido.