Volver hasta que duela

 

Espero, más pronto que tarde, volver a cada uno de estos lugares y poder disfrutar de ellos como la primera vez. Mis expectativas son altas, lo sé, pero también mi capacidad de asombro es infinita.

 

Mis ganas de recorrer el mundo están lejos de haberse agotado. A medida que pasan los días y el último viaje se aleja, las ansias por partir nuevamente me carcomen el estómago. Y, aunque me encantaría visitar nuevos destinos como India, Tailandia (el Sudeste completo, en realidad), Alemania, Colombia y muchos más, quise hacer una pequeña lista de aquellos lugares a los que volvería a ojos cerrados. Si la teletransportación existiese para el común de los mortales, estaría en cualquiera de ellos ahora mismo, dichosa y extasiada.

Parque del Retiro, Madrid

Uno de los parques más lindos que he visto. Realmente un lugar en el que te puedes relajar, dormitar y tomar una cerveza mirando la gente pasar. Además tiene bonitos lugares para visitar y pasear, galerías, una cafetería y paisajes relajantes. Naturalmente de lujo.

Parque del Retiro, Madrid

Palacio de Cristal en el Parque del Retiro

Poissy, Francia

Poissy, además de albergar al ícono de la arquitectura contemporánea La Ville Savoye, es un poblado encantador y digno de un cuento. Visitar Poissy fue estar en la Francia de las películas y de los cuentos de hadas; lindas panaderías con baguettes en las vitrinas, banderines en las alturas, gente amable y risueña, mezclado con buena música y ambiente de calma. Ir a este poblado es una buena forma de escapar momentáneamente de la ajetreada París, que se encuentra a sólo 50 minutos.

Poissy, Francia

Poissy, a sólo 50 minutos de París

Santorini, Grecia

Sin duda alguna la isla más extraordinaria que mis ojos y que mis cinco sentidos han disfrutado. Volvería a ir mil veces a ojos cerrados y sé que jamás me cansaría. La isla alberga playas para todos los gustos, además de una increíble vida nocturna y paisajes que parecen de ensueño.

Santorini, Grecia

De fondo, Santorini

Venecia, Italia

Sé que a veces parezco loca y un poco repetitiva, pero es que rayo con Italia y en especial con Venecia. Cuando fuimos con mi novio en 2014, creí perder la chaveta de forma definitiva. Y, para más remate, pasé mi cumpleaños número 28 en esa maravilla de ciudad; me quería morir de amor. El gentío no importaba, las callejuelas y el mar por todos lados me hicieron la vida más bella aún. Un poco de lluvia, plazas escondidas y canales como venas que mantienen viva la ciudad. Soñé con ser sirena y nadar por cada uno de ellos hasta saciarme. Mil veces Carpe Diem.

Paseo en góndola por Venecia

Paseo en góndola

Espero más pronto que tarde volver a cada uno de estos lugares y poder disfrutar de ellos como la primera vez. Mis expectativas son altas, lo sé, pero también mi capacidad de asombro es infinita. ¡Volvamos! De lo bueno, mucho.

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