En Siena no sólo la arquitectura y las construcciones nos hablan de una ciudad absolutamente medieval y única, sino que también sus costumbres, sus paisajes y su gente. No hay otra como Siena, erguida en la increíble Toscana italiana, rodeada por plantaciones de olivos y viñedos. Igual que en las películas y las pinturas, la acordona una muralla y la corona una torre. A este cuento de hadas sólo le falta el príncipe de brillante armadura (que no es tan difícil de encontrar en Italia). Por Rosario Infante.

Maravillada en la Piazza del Campo

Para todos aquellos que disfrutamos de la historia, estar en La Toscana y no visitar Siena, puede ser un pecado mortal. Pasear por el centro de la ciudad es una rápida forma de teletransportarse al siglo XIII. Según la leyenda, fue fundada por los mismísimos hijos de Remo, Asquenio y Senio. Que tenga un origen mitológico, como casi todas las antiguas metrópolis, sólo le añade más magia a la receta.

La ciudad está dividida en barrios, cada cual con sus propios símbolos. El día que pasamos mi novio y yo en Siena, tuvimos la suerte de ver un desfile de uno de estos distritos; una fila interminable de hombres ordenados de niños a adultos, vestidos como caballeros renacentistas, al son de los tambores y ondeando un mar de banderas. Caminamos en dirección contraria al desfile, sorteando esposas, hijas y turistas, para no perdernos ni un sólo rostro de estos hombres que viven y se apropian de Siena (para la que anda sola, ¡este es un buen minuto para lo del príncipe y la armadura!).

Estos mismos barrios son los que se baten en el Palio, una de las carreras a caballo más antiguas del mundo, realizada en la locación más hermosa de todas: la Piazza Del Campo. El 2 de junio y el 16 de agosto de cada año corren los mejores ejemplares defendiendo a su distrito.

En la Catedral de Siena

Aunque no coincidimos con la carrera, sí pudimos disfrutar de la piazza, el corazón de la ciudad, que aparece luego de andar un rato, impactante entre los edificios, digna de todos los elogios. Tiene forma de abanico y se inclina hacia el centro, como invitándonos a caminar hacia ese punto exacto donde se puede disfrutar de la plaza en todas sus direcciones.

Un must: muy cerca de la plaza está una de las catedrales más hermosas que he visto. El Domo de Siena es un gigante marmolado y elegante. Inspiradora como ninguna, la catedral ofrece una torre con panorámicas de otro planeta.

Aunque la arquitectura maravillosa de la Siena medieval nos habla de una época que nos parece lejana, la ciudad está más viva que nunca; vive en sus tradiciones y en su ambiente, en el día a día y en el corazón de cada habitante.