TDN, la enfermedad que ataca cuando dejamos de viajar
El contacto con la naturaleza, mucho sol y caminatas al aire libre son las claves para prevenir este síndrome, que está atacando a aquellos que viven encerrados en su metro cuadrado.
Los viajeros somos personas enfermas. Suena triste, pero así es la realidad. La mayoría padecemos de dromomanía, un curioso síndrome que no nos permite mantenernos en un mismo lugar, por lo que necesitamos estar en constante movimiento, cambiando de destino cada cierto tiempo.
El problema es que a ésta se le puede sumar otra enfermedad aún peor: el Trastorno por Déficit de Naturaleza. Todo comienza cuando pasamos demasiado tiempo encerrados, inmóviles y sin contacto con la luz natural, y con un clima creado artificialmente por la calefacción o el aire acondicionado. Así, el TDN se manifiesta a través de síntomas como ansiedad, depresión y obesidad.
Así que, aunque no lo creas, para mantenernos sanos necesitamos estar viajando constantemente, sobre todo a lugares donde podamos tener mucho contacto con la naturaleza. Una semana en la playa, una caminata por entre medio de un bosque o subir un cerro de vez en cuando son escapadas sencillas que podrían ayudarnos a combatir el TDN.
Nosotros ya tenemos la excusa perfecta para dejarlo todo y mandarnos a cambiar de vez en cuando. Simplemente, si no viajamos, ¡nos enfermamos!