Momentos únicos que te traen al presente


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Caminar desde Chile a Argentina puede parecer una locura. Pero en el sur existe un lugar que une ambos países en un espectacular cruce por hermosos lagos. Fue ahí donde descubrí uno de los paisajes más lindos que he visto en mi vida y uno de esos momentos únicos que jamás se olvidan.

 

Con cinco amigos, un Jeep y las mochilas bien cargadas, partí desde Santiago la hermosa travesía que me llevaría desde Chile hacia Argentina. Aunque teníamos el viaje más o menos planificado, partimos al sur abiertos a las sorpresas que irían llegando.

Trekking hacia el camping La Junta

Subiendo hacia La Junta

Tras varias horas de viaje llegamos a Cochamó con la idea de hacer la famosa subida a La Junta. Sabíamos que el trekking duraría unas cinco horas, así que fuimos preparados para quedarnos algunos días arriba.

Durante la subida, el clima estuvo indeciso. El cielo nublado de pronto se despejaba, se volvía a nublar, dejaba caer una llovizna, nos echaba encima un poco de viento y luego volvía al calor. En uno de esos maravillosos cambios, y después de alrededor de cuatro horas de caminata, llegamos a un claro en medio del bosque, y ahí estaba.

Aún tengo la imagen en mi mente. Una sorprendente cúspide de roca, con infinitas tonalidades de grises, rodeada de nubes y neblina, enmarcaban a este personaje que se daba a conocer. Toda esta escena se contrastaba sobre un campo verde parejo y frondoso. Y, como si fuera poco, del interior de la montaña nacían miles de pequeñas cascadas.

Después de un par de noches disfrutando de La Junta, bajamos a buscar el auto para viajar hasta Llanada Grande, el punto de partida de nuestra caminata hacia Argentina.

El momento más especial

El destino final de nuestro viaje era El Bolsón, en Argentina. Pero antes, nos esperaba una larga caminata de seis días por la cordillera, cruzando varios lagos.

Nunca imaginé que el primero se convertiría no sólo en uno de mis lugares favoritos del viaje, sino también en esos que inmortalizas para siempre. El lago Azul regala uno de esos paisajes que, al recordarlos, hacen que se te apriete el pecho, generándote la esperanza de que, si cierras los ojos y los vuelves a abrir, volverás a estar allí por alguna mágica razón.

A las nueve de la mañana nos encontramos con Don Ambrosio, quien nos cruzaría el lago en su bote. Al bajarnos en la otra orilla, muy segura de mis habilidades de regateo, le pregunto: “Bueno, y para los amigos ¿cuál es el precio?”. El impacto llegó de sopetón cuando me respondió con cara simpática, pero sin tono de broma: “¿Y quién dice que somos amigos?”. No me quedó otra que agachar el moño, pagarle lo acordado, desearle buena suerte y seguir nuestro camino.

Fogata junto al lago Azul

A pesar de la lluvia, logramos prender una fogata

Una vez al otro lado, según las indicaciones de mi tío que había hecho cabalgatas por el sector, debíamos encontrar la casa de los Gallardo, una familia lugareña, para preguntarles si podíamos instalarnos con nuestras carpas en su terreno, a la orilla del lago.

Al bajarnos del bote, era imposible perdernos, era la única casa que se veía en muchos metros a la redonda. El clima nos esperó para armar nuestro campamento, y luego se puso a llover sin compasión. A pesar de todo, logramos prender una enorme fogata.

La lluvia se demoró casi tres días en calmar. Esa mañana abrí un ojo y vi la carpa completamente iluminada: ¡por fin un día de sol! Nos levantamos, tomamos desayuno con pan amasado hecho por la señora Gallardo, y hasta nos bañamos en el lago.

Tomando sol frente al lago Azul

En la orilla del lago Azul, cuando por fin salió el sol

Unas horas más tarde nos instalamos en la orilla del lago para disfrutar el sol. Sentada a lo indio, tomé conciencia del increíble lugar en el que estaba, abrí mis manos con las palmas hacia arriba, enderecé mi espalda, cerré los ojos y sólo estuve ahí, en el presente, en ese hermoso lugar.

Luego abrí los ojos y miré el lago del cual nacían cerros que tocaban el cielo. Hoy, cada vez que lo recuerdo agradezco ese momento épico. Sin duda, sensaciones así se transforman en mi motivación para seguir viajando y coleccionando experiencias. ¡Tomemos conciencia de lo afortunados que somos cuando viajamos

Lugar:

Argentina Chile

Intereses:

Camping Trekking

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