Santorini: tres playas en un día


Banner Faro Tours
Banner Faro Tours

 

Cuando llegamos en Atenas no podíamos creer que estuviéramos en Grecia, y la sola idea de pensar en ir a las islas griegas nos ponía la piel de gallina. Decidimos ir por Santorini, que cumplió todas nuestras expectativas. A partir del minuto en que avistamos el archipiélago desde el ferry todo parecía una hermosa mentira. Un pedazo de paraíso rodeado de mar turquesa de ensueño, y riscos coronados de construcciones mediterráneas blancas como perlas. Recordar esos días parece irreal hoy, aunque haya sido hace poco tiempo. Por Rosario Infante.

 

Santorini

Vista Clásica de Santorini

Con mi novio llegamos a Santorini al medio día y nos alojamos en Fira, la capital y lo más recomendado si vas por primera vez; de noche es increíble y de día desborda vida. Los restaurantes y pubs están emplazados en el borde mismo del acantilado, ¡es hermosísimo! (y caro, pero mirar es gratis). Tan locos estábamos por aprovechar cada minuto, que nos propusimos ir a todas las playas posibles: teníamos un día y medio, y un gran e imponente Santorini por recorrer.

Como es la mejor opción para moverse, arrendamos una moto de cuatro ruedas. Apenas nos sentamos en ella partimos a Kamari, una playa de arena rocosa de origen volcánica, como toda la isla, bordada de reposeras donde dormitar y disfrutar del sol. Tiendas en el borde costero, cerveza y paz. La vida era perfecta.

El día siguiente era clave, pues era el único día completo que pasaríamos en Santorini. Nuestra meta consistía en lograr visitar tres playas en un día. Partimos por Ammoudi, una playa al norte, pequeña y desolada, de agua calma y templada. No había arena, sólo rocas y pequeñas piedras en las que estirar la toalla. Lo más cercano a la civilización es un restaurant en lo alto (siempre al borde del acantilado). El resto, disfrutar del silencio.

Santorini

Feliz como lombriz con Santorini de fondo

Luego de un rato nos volvimos a montar en la moto, que a estas alturas es de lo que más recuerdo (el vértigo de la velocidad, el viento, los paisajes, el horizonte).

Llegamos a Red Beach y, tal como lo dice su nombre, es literalmente roja. Maravillosa y escondida detrás de una colina, como todo en esta isla, aparecía impresionante después de andar un rato. Quedamos impactados, todas las fotos que tomamos y todo lo que diga queda corto. Nos habríamos quedado todo el día ahí, pero teníamos una meta y la ansiedad por conocer nos carcomía el estómago.

Así llegamos a Perissa, amplia y de arena más fina, perfecta para disfrutar las últimas horas de sol y bañarnos por última vez en un mar Egeo que, conociendo el océano en Chile, se parecía más a un lago sureño.

Santorini se te mete en la piel, el alma y la retina. El tiempo que te quedes se te hará poco (nosotros nos fuimos al chancho, lo tenemos claro). Sacarle el jugo a los días y a cada minuto, es una obligación.

The Red Beach Santorini

Con Nico en The Red Beach

Lugar:

Grecia

Intereses:

Playas

Comentarios