Vivir con gitanos, un sueño por cumplir


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No sé si es por la cultura, el idioma, la apariencia, las tradiciones o netamente por la forma de vida que tienen, pero los gitanos me generan una inexplicable sensación de querer conocerlos y saber cómo es pertenecer a esta cultura.   

 

Carro gitano tirado por caballos

Típicos carros gitanos en Europa

El pueblo gitano difiere en muchas cosas –por no decir todas– del mundo donde he vivido (un mundo occidental, relativamente clásico y parejo en estructura y tradiciones), lo que me parece tremendamente atractivo.

Cuando era chica siempre iba con mi familia a veranear a Playa Blanca, muy cerca de Tongoy. Cerca de Los Vilos comenzaban a aparecer estos personajes que me causaban tanta curiosidad no sólo lo diferentes que se veían a mí, sino también por la forma en que se movían y por cómo compartían unos con otros. Y para qué hablar de de los grupos de mujeres vestidas con hermosas faldas floreadas y coloridas que bailaban con el viento característico de la costa chilena.

Quizás, a través de esos ojos de niña nacieron mis ganas de conocer a los gitanos y este sueño por cumplir.

Una forma de vida que me intriga

Envidio su forma de vida. El no vivir en un lugar fijo, el ser nómades. Para cualquiera no tener un lugar permanente donde instalarse no es fácil; pero para ellos es parte de su cultura y, seguramente, debe ser algo muy valioso para sus vidas. Sin duda, cambiar de aire genera un aprendizaje personal gigante en cuanto a la adaptación.

Gitana bailandoSólo he visto estos lugares desde lejos, pues nunca he tenido la suerte de poder conocerlos desde dentro. Me encantaría ver y tocar las carpas, las alfombras y las telas que están presentes por todas partes. Todo tiene color y hay una superposición de texturas, figuras y formas que me parece fascinante.

Aparte de todo el componente visual que existe, me atrae el hecho de vivir en comunidad. Los límites entre cada grupo familiar pequeño están mucho menos marcados, es más libre y se comparte más. Si bien cada uno viene a este mundo a una experiencia personal, inevitablemente vivimos en comunidad, y es algo que en la ciudad, en el día a día, olvidamos.

Ahora que escribo me doy cuenta que sé muy poco sobre los gitanos, y esta curiosidad que tengo puede ser un poco caprichosa, pero si se mira por otro lado es una sensación totalmente proveniente “de la guata”; es una de esas cosas que quieres hacer sin explicación. ¿Serán sensaciones que brotan de nuestra alma infinita que pudo haber vivido, quizás en otra vida, algo relacionado con estas sensaciones?

No sé cuándo ni cómo podré lograr este sueño viajero, pero ya llegará el momento en que tenga la oportunidad de, aunque sea, compartir una buena conversación con gitanos, ojalá envuelta en sus costumbres.

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