Infinita ilusión en Salinas Grandes


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Esta es la historia de un destino inesperado para nosotros, que al parecer era un imperdible estando en Purmamarca, un increíble lugar que está rodeado por el famoso Cerro de los Siete Colores en el Norte de Argentina.

 

Purmamarca

Purmamarca con el Cerro de Siete Colores de fondo

A medida que avanzábamos durante el viaje, los paisajes y postales que se generaban en mi cabeza eran cada vez más impresionantes. En un trayecto de cuatro horas en bus podíamos toparnos con infinitos paisajes: desde montañas rocosas de un rojo intenso que parecía que estuvieras en Marte, hasta valles de colinas verdes frondosas con vegetación que ya no sabía por donde más salir, cubiertas por bajas nubes grisáceas que llenaban de gotitas el vidrio del bus.

Purmamarca, nuestra próxima parada, estaba entre medio de uno de esos cambios geográficos impactantes en los que variaban los rojos, morados, turquesas, blancos e infinitos colores casi indescriptibles por sus leves diferencias.

Ya instalados en el camping, cada persona con la que hablábamos nos preguntaba si ya habíamos ido a Salinas Grandes. Curiosos frente a qué era lo que había en ese lugar del que  todos nos hablaban, averiguamos que se trataba de un salar ubicado a una hora.

La recomendación de muchos fue hacer dedo en el único camino que llegaba al salar, ya que sin duda alguien nos iba a “levantar” (como dicen los argentinos). Ansiosos salimos a pararnos a la orilla del camino a hacer dedo con una sonrisa en la cara. Pasó alrededor de una hora –entre risas, ansiedad, invención de canciones y plegarias a lo que fuera para que un auto nos llevara–, pero nada pasaba. En el pueblo ya empezaban las presentaciones de las comparsas por el carnaval, por lo que dejamos que la suerte nos acompañara para el día siguiente.

Camino al Salar de Salinas Grande

Camino al Salar

¡Lo logramos!

Al día siguiente, mucho más temprano y un par de metros más adelante del lugar donde ya lo había intentado, nos instalamos nuevamente a hacer dedo. Tuvimos que esperar alrededor de una hora hasta que sucediera: una pareja de bonaerenses de unos 60 años, que también iba al salar, nos subieron un poco desconfiados a su auto y partimos rumbo a Salinas Grandes.

Justo en la mitad del camino pasamos por un punto que está a 4.170 metros sobre el nivel del mar. Gracias a esas milenarias y semi adictivas hojitas de coca, pasó inadvertida la acechante puna a la que todos temíamos.

Ciencia ficción natural

Al comenzar a bajar las infinitas curvas que tuvimos que subir para cruzar un cerro, apareció una impactante mancha blanca en la mitad de la nada. Habíamos llegado al salar y se cumplía el sueño de ver uno en época de espejo.

Salar Salinas Grandes

Salar Salinas Grandes

El salar mismo ya me parecía un fenómeno bien curioso, pero esa capa de agua que queda sobre la sal haciendo que todo el paisaje se transforme en una ilusión de arribas y abajos, me sorprendió aún más. Los colores, el ambiente y las nubes podían estar perfectamente sacados de un sueño. Es increíble como la naturaleza supera y logra impresionarme mucho más que los mismos inventos de los seres humanos. No hay posibilidad de que seamos seres superiores a ella.

Nos bajamos del auto y acordamos encontrarnos nuevamente ahí en media hora con los bonaerenses, que afortunadamente nos llevarían de vuelta a Purmamarca. Caminamos por el salar metidos en el agua y, aunque uno ya ha visto miles de fotos en estos lugares, fue inevitable hacer infinitas posiciones, saltos y tomas para lograr captar esa irreal sensación que se tiene estando ahí.

Paseamos un rato por este extraño lugar, para luego volver por el mismo camino de dónde veníamos.  Ahora ya de vuelta conversamos de arquitectura, fútbol y política con nuestro nuevo team de viaje. Hicimos una corta parada en una iglesia de un pueblo de no más de cuatro casas, y un par de kilómetros más adelante nos despedimos de los que fueron nuestros acompañantes en esta hermosa experiencia, a quienes probablemente nunca más en nuestras vidas veamos, o por lo menos en esta.

Así es la vida del viajero, muchas veces comparte increíbles experiencias con personas totalmente desconocidas, que por un corto lapso de tiempo dejan de serlo, para convertirse en buenísimos compañeros de viajes. Quizás esto sea señal de que no somos completos desconocidos de nadie.

Lugar:

Argentina

Intereses:

Camping Low Cost Parques

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