Bajo el agua en Bora Bora

El día amaneció feo y, con él, también mi ánimo. Pero en la Polinesia el clima puede cambiar de un minuto a otro y convertir un buen itinerario en un panorama espectacular.

 

snorkel

Snorkel en Bora Bora

Mi primera mañana en Bora Bora amaneció horrible. Me pasaron a buscar cerca de las 9 AM para hacer snorkeling, y nadar con mantarrayas y tiburones. Partí el día con mal genio y pocas ganas de meterme al agua. Si no hubiese sido por Steven, el guatón simpático que manejaba la lancha haciendo todo tipo de gracias, el panorama hubiese sido un fiasco.

Estaba lloviznando y el cielo se ponía cada vez más negro y amenazante. A pesar de todo, el fondo del mar se veía clarísimo a través de la máscara del snorkel… ¡cómo será en un día despejado!

De pronto, camino al lugar donde se encuentran las mantarrayas, el cielo se abrió y salió el sol. Los colores se intensificaron y mi ánimo cambió completamente. El panorama comenzó a ponerse interesante.

Nado con mantarrayas

Nado con mantarrayas

Steven se detuvo, anclo la lancha e inmediatamente llegaron unas quince mantarrayas, acostumbradas a los turistas porque saben que les darán de comer, tal como lo hizo nuestro guía.  Entonces me atreví y me metí agua. Todos dicen que hay que evitar que te pasen a llevar con la cola, pues pinchan fuerte, así que mi sensación oscilaba entre el nervio y el miedo. Sin embargo, después de un rato incluso me atreví a tocarlas.

Tras unos 45 minutos zarpamos en dirección a los tiburones. Una vez en el lugar donde aparecen, Steven comenzó a tirar pan al agua para llamar a los peces y, con ellos, también a los Lemon Sharks.

Calculé que había unos veinte tiburones alrededor de la lancha. Después de que Steven se lanzó, me atreví a meterme al agua con gualetas, máscara y la GoPro prendida. A pesar de que en esa zona la laguna tenía unos 15 metros de profundidad, la visibilidad del fondo era perfecta.

No habían pasado ni veinte segundos cuando aparecieron dos tiburones de tres metros merodeando la zona donde nadábamos. Steven se hundió con sardinas en la mano para darles a los tiburones, se agarró de la aleta de uno y se fue nadando con él.

Ahí nos quedamos un buen rato hasta que se acabaron las sardinas, y luego zarpamos a un motu precioso de arena blanca, palmeras y una vista preciosa, para hacer un picnic.

 

Lugar:

Francia

Intereses:

Buceo Playas

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