Aventuras Valdivianas


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Por Constanza Fueyo.

Caminando por la costanera de Valdivia me topé con Kayak 3 ríos y el tour de cuatro horas al Santuario de la Naturaleza. Mi Pangal interno no lo pensó dos veces y me inscribí para el día siguiente. «¿Qué tan difícil puede ser remar 4 horas?», pensé. Pequeña ilusa.

Aunque esta historia termina con la piel de mis dedos gordos hecha pedazos (ahí justo donde uno sujeta el lápiz) y con mi kayak siendo arrastrado por una cuerda atada a la cintura de mi pobre pololo, es la experiencia más recomendable que les tengo este verano, y la más linda que he vivido en esta ciudad.

Kayak en Valdivia - Sueños Viajeros

Paseando en kayak por Valdivia.

«¿Kayak para dos?», me preguntó Manuel, uno de los dueños de la agencia. Rápidamente mujer independiente respondió «no, soy competitiva», y así sellé mi destino.

La travesía comenzó en la intersección del río Calle Calle con el Cau Cau y río Valdivia; un día soleado y mucha curiosidad. El destino final era el pueblo de Punucapa y el Santuario de la Naturaleza quedaba en el camino. Esta área protegida es de vital importancia para el ecosistema, gracias a los extensos humedales donde se puede encontrar a los míticos cisnes de cuello negro, una especie que practica la monogamia y que en caso de perder a su pareja continúan la vida solos —los cisnes y mis ex tienen poco en común—.

Santuario de la Naturaleza en Valdivia - Sueños Viajeros

Conociendo la fauna local en el Santuario de la Naturaleza.

A diferencia de los clásicos paseos en barco y catamarán, el kayak es un transporte de casi nulo impacto medioambiental, que te permite contemplar los espectaculares paisajes con calma, desde mucho más cerca y sin perturbar a ninguno de los seres vivos que habitan los ríos y laderas. Por el contrario, fueron los tábanos los que perturbaron mi estado zen y los culpables de las heridas de guerra en mis manos. Enero es la temporada de tábanos y aparentemente es un dato que todos saben, además de que para evitarlos hay que vestirse con cualquier color menos negro y azul. Adivinen con qué color andaba.

Constanza Fueyo andando en kayak por Valdivia - Sueños Viajeros

La selfie de rigor para disfrutar el paseo.

El guía nos explicó que los humedales han atravesado una transformación gradual producto del terremoto de 1960, el más grande del que se tenga registro en el mundo hasta ahora. Los 9,5 grados en escala Richter provocaron que el suelo bajara su nivel hasta dos metros, por lo que las aguas de los ríos circundantes a la ciudad inundaron miles de hectáreas. Con los años crearon un gran sistema de humedales que hoy albergan una infinidad de especies de flora y fauna.

Una de las cosas que más me gustó de este tour fue la primera instrucción: teníamos que ser conscientes y respetuosos del entorno. «Somos nosotros los que vamos entrando a su casa. Si los animales se sienten amenazados nos alejamos, si se ponen nerviosos nos detenemos y si van cruzando, esperamos».

Constanza Fueyo andando en kayak por Valdivia - Sueños Viajeros

Constanza Fueyo andando en kayak por Valdivia.

Después de pasar por el cementerio de árboles, luchar contra la corriente, toparnos con cientos de cisnes de cuello negro, adultos y pequeños, garzas, taguas, hualas y triles; llegamos a Punucapa.

En este lugar no pasa el tiempo y los locales están muy orgullosos de ello. Hasta este lugar iban los primeros habitantes de Valdivia para abastecerse de frutas y hortalizas, en la época de la colonia española. Durante el mes, y hasta el 24 de febrero de este año, está funcionando la feria costumbrista, así que compramos unos alfajores caseros y chicha de manzana. Si tienen presupuesto justo pueden llevar perfectamente su almuerzo en el kayak.

Constanza Fueyo andando en kayak por Valdivia - Sueños Viajeros

¿Cómo no enamorarse de estos paisajes?

Después del almuerzo el sol radiante se transformó en viento, y el paseo relajado requirió de dotes deportistas que no tengo. Ahí, me arrepentí infinitamente de haber elegido un kayak para mi sola. Me aferré al remo como si no hubiera un mañana cada vez que uno de esos gordos y apestosos tábanos se acercó para picarme. Remé, remé y remé para llegar a la orilla y ganar la carrera imaginaria con mi pololo, pero perdí. En la mitad del camino de vuelta el guía me entregó una cuerda para amarrar a mi kayak y me humillé un poquito más al tener que pedirle a mi compañero que me arrastrara cual presa caída. Y es que no siempre se gana en la vida, pero gracias a eso pude contemplar el paisaje por una última vez y agradecer la oportunidad y buena suerte de haberme topado con Kayak 3 ríos. Una forma entretenida y desafiante de conocer el sur de Chile y las zonas menos exploradas de Valdivia.

Constanza Fueyo - Sueños Viajeros

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