“Usted, mi amor, aquí se enamora de seguro”, fueron las palabras del taxista que me llevaba a Medellín. Yo sólo me reí.
Hace tiempo tengo ganas de pasar el Día de los Muertos en México, así que me propuse concretar este sueño prontamente.
Nada me había preparado para lo que vi en la Puerta de Brandeburgo. Desde ahí puedo considerarme una sobreviviente del año nuevo en Berlín.
Sin pretensiones turísticas, Rabat es coqueta, sin esmerarse en deslumbrar con encantos artificiosos ni recrear un mundo que sólo existe para el turista.
Después de la Primavera Árabe, el turismo se disipó de Egipto y descubrí sus tesoros de una manera que jamás habría imaginado.
Si no hubiera estado de vacaciones, me habría quedado a vivir en Dubrovnik. ¡Apuesto a que tú también te tentarías!
Como nadie se ha encargado de mostrar a El Líbano más allá de la guerra, lo haré yo. ¡Vale la pena conocer el país!
Tengo ganas de conocer mi hermoso país que, para el resto del mundo, suele ser la última frontera por explorar, pero que para muchos de nosotros no es ni la primera.
Después de visitar Northumberland, un sueño que nunca supe que necesitaba cumplir, los adjetivos de rigor se quedaron cortos, aunque los ojos me brillan al recordarla.