En medio de un lindo paseo en bugi por Moorea, recordé mi primera visita a la isla, cómo esa vez me enamoré perdidamente y prometí regresar.
Hace 20 años que no visitaba la Polinesia Francesa. En Papeete las cosas no han cambiado mucho, pero de todas maneras aprovecho la pasada para conocer la isla.
Después de pensarlo y darle miles de vueltas, tomé la decisión: me voy a recorrer el mundo. Me voy sin itinerarios ni planes predefinidos. La sorpresa es la gracia de este desafío.