If you’re going to San Francisco (be sure to eat well)


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Me declaro un fanático de la comida. Para mí, los viajes no se completan si no tengo la oportunidad de probar esa mezcla de tradición, naturaleza y cariño que significa un sencillo pero delicioso plato de comida. ¿Qué descubrí en San Francisco? Mucho más que hot dogs y hamburguesas.

 

Vista panorámica de Alamo Square, en San Francisco

Alamo Square

Hay muchas razones para conocer San Francisco: su historia e influencia tecnológica, su arquitectura, su bahía y, por supuesto, su comida. Aunque las tres semanas que pasé recorriendo la costa oeste de USA tenían varios objetivos, durante los primeros días en la ciudad supe que tenía una gran oportunidad de saciar mis necesidades culinarias.

Me declaro un fanático de la comida. Para mí, los viajes no se completan si no tengo la oportunidad de probar esa mezcla de tradición, naturaleza y cariño que significa un sencillo pero delicioso plato de comida. Es así como me he chupado los bigotes comiendo en la calle o en restaurantes famosos en distintas partes del mundo. La gracia es hacer una inmersión profunda en la cultura local, algo así como Jacques Cousteau, pero dentro de una olla.

Primer plano de un plato de pad thai

Pad thai

Déjà vu

Si bien existen muchas herramientas e información para buscar sitios donde comer, siempre uso Foursquare para encontrar lugares cercanos a donde estoy, o filtrar opiniones por tipo de gastronomía, lo que me ha dado excelente resultado especialmente en ciudades grandes como San Francisco.

Fue así como di primero con Muang Thai Cuisine, un delicioso restaurant tailandés ubicado a tres cuadras de Union Square. Allí pedí el que es quizás uno de los mejores platos que he probado en mi vida: un green curry de camarones con hojas de bambú que me hizo volar a mis tiempos de estudiante en Sídney, cuando desde mi casa en Bondi Beach caminaba una cuadra y, por AU$ 10, salía de Nina´s Ploy Thai con el mismo plato.

La gracia que tiene comer un curry verde, rojo o amarillo, un Pad Thai o un Massaman curry en San Francisco, es que además de barato, viene con un grado de adaptación que incluso lo hace más delicioso que comerlo en Bangkok. Otro dato para un stop rápido pero eficiente es Ar Roi Thai Noodles, también muy cerca de Union Square.

Barrio chino de San Francisco

Chinatown

Supremacía china

San Francisco se caracteriza por su amplia diversidad étnica, especialmente asiática. Tanto así que el Chinatown de San Francisco es la mayor comunidad de chinos en el mundo fuera de su país. Recorrer sus calles, ferias, tiendas de souvenirs o abarrotes, es una experiencia potente, porque uno se siente en todo momento un extraño en medio de un barrio que parece un copy-paste de la misma China.

En este barrio ronca la cultura cantonesa, y todo quien se diga sibarita sabe –o debe saber– que el Dim Sum es una de las más importantes y sabrosas tradiciones culinarias locales. Es una mezcla de carnes, vegetales, mariscos y otros ingredientes cocinados al vapor, que se sirven en pequeñas porciones que uno mismo elige de los carros móviles que van pasando entremedio de las mesas.

Quien vaya a San Francisco no debe dejar de comer un Dim Sum en YankSing, probar varias versiones y acompañarlo con un té de Pu Erh.

Primer plano de dos platos de ñoquis con pesto

Ñoquis con pesto

¿Cargo de conciencia?

Aunque la lista de opciones para comer en San Francisco es interminable, me cuesta mucho decirle que no a unos ñoquis con pesto acompañados de una copa de vino californiano. Quien quiera copiar la idea, sólo debe atravesar el Chinatown hacia el norte hasta toparse con Colombus Ave, una diagonal llena de restaurantes italianos.

Entre todos yo elegí el Colosseo por su agradable terraza desde la cual se puede presenciar la vida local. No está de más decir que los sabores me sorprendieron.

Si todo lo comido te provoca cargo de conciencia, úsalo como excusa para ir a conocer y caminar Hayes. Este barrio nace de la necesidad que tuvieron las autoridades locales de reinventar un barrio antes muy peligroso, cambiando las sucias calles por pequeñas tiendas, y las inseguras plazas por focos de intercambio cultural, lo que a la larga llevó a cambiar las pandillas por turistas.

Hoy Hayes es un espacio donde conviven la cultura, el diseño y, por supuesto, la gastronomía con un sinfín de degustaciones de fiambres, chocolates, confitería y muchas otras.

Intereses:

Gastronomía

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