Las fiestas que no terminan cuando sale el sol y las playas que parecen fuera de este mundo fueron las dos principales razones para comprar un pasaje a una isla que, a pesar del paso de los años, nunca pierde su magia.

Atardecer en Ibiza

“Hey! I’m going to Ibiza”, desde que escuché esa pegajosa canción de Vengaboys en los noventa que no me saco este lugar de la cabeza. Luego tuve la mala suerte de tener un amigo que hablaba maravillas de esta isla española, así que mientras más escuchaba sobre ella, más ganas me daban de conocerla. ¡Al parecer soy bastante fácil de convencer!

Las fiestas que nunca terminan, los atardeceres mágicos y las playas repletas de gente en busca de diversión son las imágenes que llegan a mi mente cuando pienso en Eivissa (Ibiza en catalán). Aquí no sólo han tocado los mejores DJs del mundo, sino que también reconocidas celebridades internacionales vienen a darlo todo en sus noches infinitas.

El casco histórico de Ibiza es Patrimonio de la UNESCO

Pero como me imagino que no todo es carrete, decidí comprarme los bikinis más lindos que he tenido en mi vida para disfrutar de las fantásticas costas bañadas por el Mediterráneo, que conoceré en julio. De hecho, mientras más me acerco a la fecha, más puedo sentir la brisa marina, la música electrónica y el sabor a cerveza fría en mi boca. Hasta me imagino llegando a Cala Salada y chapoteando por horas en su agua turquesa.

Si bien la isla tiene un poco más de 130 mil habitantes, es visitada por cerca de seis millones de turistas cada año, muchos de los cuales regresan una y otra vez. Yo creo que no pueden estar tan equivocados y que definitivamente hay algo mágico sobre este rincón del mundo.

Por esta razón, en vez de hacer el típico primer viaje europeo, decidí que merecía escapar de mi oficina en el frío santiaguino y dedicarme a trabajar en mi fascinante bronceado español. Sí, quiero ser de esas tipas que llegan negras en pleno invierno y causan una envidia tremenda.

Además, ¿quién dijo que Ibiza no tiene cultura? La historia de la ciudad comienza el año 654 a.C. con los fenicios; luego llegaron los cartagineses, romanos y musulmanes hasta la conquista catalana. Aquí se pueden ver lugares tan bellos como el casco antiguo de la ciudad –Dalt Vila, que es Patrimonio Mundial de la UNESCO–, la curiosa necrópolis de Puig des Molins y una rica biodiversidad marina, entre otras cientos de cosas.

Sin duda es mi sueño conocer esta isla balear que tiene un poco para todos los gustos. Estoy segura de que superará todas mis altas expectativas y no me arrepentiré de haber dejado la tradicional Roma de lado por irme de carrete. Después de todo, ¡sólo se vive una vez! Tan sólo espero ser capaz de seguir el agitado ritmo de eat, beach, rave, repeat.

Días de playa en Ibiza