Viajar sin gastar ni uno: de voluntaria en Grecia e Italia


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Los últimos dos meses –como sabrán los que me siguen en Instagram– estuve viajando por Grecia e Italia. Nuestra primera parada nos regaló una experiencia tan enriquecedora, que nos dejó con ganas de hacer algo más en nuestro siguiente destino.

 

Llegamos a Grecia con un objetivo claro. En Stalida, un pueblito inundado de turistas en la isla de Creta, nos esperaba Michalis, quien llevaba tres años construyendo su casa con sus propias manos. Él andaba en busca de alguien que lo ayudara a cerrar su habitación circular con un domo redondo en el techo, y nosotros llegamos para ayudarlo a terminar de cumplir su sueño. A cambio de tres horas de trabajo diario, de lunes a viernes, nos dejaría su departamento para nosotros y nos daría un presupuesto (aunque ajustado) para alimentación.

Michalis era una persona muy especial. Lo único que tenía era un pedacito de tierra y sus manos; dos pantalones, dos pares de zapatos, dos colchones y una manta para el invierno. Y, a pesar de que a nuestro parecer tenía muy pocas cosas, él se sentía millonario, ya que lo único que necesitaba para construir su casa era algo que a Creta le sobra: tierra de la mejor calidad (greda).

Voluntariado en una granja de Italia

Lo mejor que recibes a cambio por tu trabajo es la gratitud de las personas

Nuestro “patrón” estaba construyendo su casa con un método poco convencional llamado hiperadobe: tierra apretada en una malla de plástico, como la que se usa para los limones en el supermercado. Hace tres años trabaja en su casa junto a decenas de voluntarios de todo el mundo que van y vienen. Por eso, no es extraño que se haya vuelto una persona algo obsesiva, que se despertaba y dormía pensando en su casa. No tenía mayores ingresos que lo que recibía por encargarse de la música y el sonido en un pub vecino a su terreno, en el que por nueve horas de trabajo los siete días a la semana recibía 15 mil pesos diarios.

¿Cómo es que yo llegué aquí? Un día, mientras revolvía la web planeando mi próximo viaje, leí un blog que mencionaba la experiencia de hacer un voluntariado, lo que prácticamente permite viajar a cualquier lugar del mundo sin gasto alguno, solo entregando un par de horas de tu tiempo trabajando para otra persona.

HelpExchange es una red que te contacta directamente con personas que buscan voluntarios. Entré, me registré y, cuando vi que había tantas opciones, colapsé y me dije que le echaría una mirada otro día con más tiempo. Ese “otro día” llegó cuando el propio Michalis me envió un correo preguntándome si me interesaba ir a Creta a ayudarlo, después de haber visto en mi perfil que había trabajado como voluntaria para TECHO. Analicé su historia y el trabajo, hablé con Danilo (mi pololo) y decidimos seguir nuestro instinto y aceptar. Al día siguiente los pasajes se compraron: ¡nos vamos a Creta! Y así es como llegamos a conocer a Michalis, una persona que nos concedió su departamento mientras el dormía al aire libre sobre sus colchones roñosos bajo su único techo hecho de tierra. Sin baño, sin cocina, puertas ni ventanas.

Voluntariado en Italia

HelpExchange fue la mejor opción para encontrar trabajo

Mi pega consistía en encargarme de la calidad de la tierra para construir. Eso significa picar la tierra, mojarla, repetirlo varias veces y, con una pala, llenar baldes y mas baldes (15 kilos cada uno), para luego subir cinco escalones gigantes para dejarlos arriba. Así llenaba unos 40 baldes al día (¡al fin el entrenamiento en el gimnasio dio sus frutos!); el resultado: una quema de grasa magnífica, un cuerpo esculpido, un bronceado fascinante (jajajaja) y, lo más importante de todo, por supuesto, un domo firme y seguro, y un Michalis fuera de sí de alegría. Eso fue lo más hermoso de todo.

La experiencia fue enriquecedora y entretenida, y lo mejor de todo es que nos permitió conocer Creta sin gastar un peso, pues aprovechamos de conocer la isla en nuestros días libres. Así, con nuestra carpa traída desde Chile, acampamos en cualquier parte, pues estábamos en el paraíso del camping silvestre: tierra de nadie por todos lados, casas abandonadas a medio construir, violencia inexistente y, además, clima perfecto y ningún mosquito.

Estábamos muy contentos y agradecidos por lo vivido en Creta, pero la experiencia llegaba a su fin. ¡La bella Italia nos estaba esperando!

Plato de comida italiana

Sin saberlo, este tipo de cosas nos esperaban en Italia

Vida a la italiana

Durante dos semanas viajamos por Milán, Génova, Portofino, Cinque Terre y Lucca, hasta llegar a Florencia, donde nos ocurrió algo completamente inesperado: nos aburrimos. Al llegar allí, nos instalamos en un camping y ni si quiera nos dieron ganas de salir a conocer. Algo nos hacía falta y no tardamos en darnos cuenta de que lo que necesitábamos era hacer otro voluntariado y conocer Italia desde otra perspectiva.

Buscamos algunas alternativas cercanas e inmediatas en HelpExchange y, tras varios mensajes y llamadas, después de un par de horas encontramos un trabajo que sonaba perfecto.

Esta vez fuimos a vivir y trabajar a una granja, cuya finalidad era proveer lo necesario para alimentar a una familia ítalo-inglesa de cuatro personas (mamá, papá y dos niñas). Nuestro día comenzaba alrededor de las 9 AM, pero las actividades siempre eran diferentes: juntar comida para las cabras y alimentarlas, sacar la maleza, cuidar el huerto, cosechar verduras y legumbres, ayudar con las labores del B&B de la granja y en la construcción del segundo piso de la casa, cocinar, pintar paredes, alimentar a los cerditos y otras cosas. Después de almuerzo se dormía siesta y luego se trabajaba unas horitas más. Siempre almorzábamos y cenábamos con la familia, lo cual nos permitió conocerlos bien. Toda la estadía fue en absoluta armonía.

Granja en Florencia, Italia

Todos los días nos tocaba hacer cosas distintas en la granja

Hay que entender que ser voluntario significa estar a disposición de la familia que te recibe y, por lo mismo, saber cuánto es lo que pueden esperar de ti. Podría llegar a ser un poco complicado alcanzar un equilibrio, por lo que es muy importante ser una persona comunicativa, segura y con mucho sentido del humor. Aquí no hay cláusulas, contratos ni reglas; la flexibilidad y la comunicación lo son todo. Obviamente hay veces en que te puedes topar con un carácter complicado y no será amor a primera vista. Recuerda entonces que nadie te obliga a estar ahí.

Prueba esta manera diferente de viajar y vivir. Ayudas a alguien, adquieres nuevas habilidades y conoces una cultura nueva directamente de un lugareño. En Creta tuvimos la suerte de quedarnos una noche en Mohos, un pequeño pueblo donde vivía la mamá de Michalis, y en Italia pudimos compartir, además de con la familia, con huéspedes del B&B de la granja. Solo hay que animarse, ya que opciones hay cientos. De seguro incluso en Chile hay muchas ofertas si es que no quieres salir de tu país.

Además, para los que se mueren por conocer un lugar nuevo, pero están cortos de dinero, esta es una increíble alternativa de viajar y prácticamente gratis. Solo debes costear tu pasaje y verás que pronto estarás disfrutando del mismo cielo, sol, playa y mar por los que muchos pagan una fortuna.

Familia italiana

Junto a la familia italiana

Lugar:

Grecia Italia

Intereses:

Gente

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