Vermont para todos los gustos


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Para la mayoría de los esquiadores,  Vermont es un verdadero sueño. Para quienes no esquiamos muy bien, también, porque si bien es la meca del esquí, sus paisajes campestres, sus puentes cubiertos y sus pintorecos pueblos encantan a cualquiera.

 

Panorámica de Vermont

El pueblo de Vermont

Vermont (del francés Vert-Mont o Monte Verde) se ubica en Nueva Inglaterra, Estados Unidos y, a pesar de su boom turístico, es de esos lugares que conservan su encanto clásico  y que lo hacen único. En sus pueblos no hay Starbucks, McDonald’s, Wallmart ni ninguna de las grandes cadenas americanas.

En cambio, uno se encuentra caminando por calles empedradas con instalaciones del siglo XIX que alojan galerías de arte, boutiques, restaurantes, bistrós y elegantes inns. Árboles, iglesias blancas de tejado apuntado, casas señoriales y una naturaleza que muestra las estaciones como ninguna, Vermont es un lugar para una estadía tranquila y vigorizante.

Los fanáticos de La Novicia Rebelde – me incluyo- sabrán que Vermont saltó a la fama por la historia de la verdadera familia Von Trapp,  que llegó a este lugar tras la invasión nazi y construyó aquí el primer centro de esquí de fondo junto a un hermoso lodge de estilo europeo que vale la pena conocer.

Cerca del hotel, donde todas las noches se proyecta La Novicia Rebelde, se encuentra además la fábrica de cerveza Von Trapp, donde hay que detenerse para probar la mejor cerveza y repostería europea.

Vermont también es famoso por sus productos artesanales –quesos, lácteos, chocolates, jarabe de maple, cervezas, entre otras delicias– provenientes mayoritariamente de sus granjas.

Como buena dulcera, partí mi recorrido gastronómico visitando Ben and Jerry’s en Waterbury, la famosa fábrica de helados de los amigos de infancia Ben Cohen y Jerry Greenfield, construida sobre una antigua gasolinera. Para mí, los mejores helados del mundo.

Andrea en la fábrica de Ben & Jerry's

Probándolo todo en Ben & Jerry’s

La parte más entretenida del recorrido, por supuesto, vino al final, donde probé todo el helado que quise y de los sabores más raros. Mi preferido, eso sí, sigue siendo el de masa de galleta y chips de chocolate, y el de mantequilla de maní (claramente para los que no estamos a dieta).

En mi recorrido también visité la la fábrica de chocolates Lake Champlain, donde degusté trufas, chocolates, helados y chocolate caliente, todo fresco y preparado frente a mis ojos. Un verdadero paraíso para los golosos.

Además Vermont es famoso por su queso y su mayor exponente es Cabot Creamery, donde tuve la suerte de probar reconocidos quesos y productos locales, incluyendo, según ellos, el mejor cheddar del mundo.

Mis destacados

Otoño es una de las mejores estaciones para visitar Vermont, cuando las hojas crujen al caminar y los paisajes se tiñen de rojo y amarillo. Los fanáticos del esquí tendrán que hacerlo en el invierno, época en que además muchos canadienses cruzan la frontera para disfrutar de las mejores pistas del lado este.

Andrea en Vermont, esquiando

Esquiando

Vermont cuenta con resorts para todo tipo de esquiadores (y bolsillos) cada uno además con su propio estilo y carácter. Desde Stowe –el favorito de Jhon Travolta– a hostales y cómodos inns, aquí lo entretenido es que no sólo se esquía, sino que uno puede divertirse haciendo randonee, andando en motos de nieve, patinando sobre hielo, entre otras actividades.

Por la noche, nada mejor que terminar con unas buenas cervezas en un bar con un gigante steak o una hamburguesa con papas fritas, tal como uno lo ve en las películas.

De todos los centros de esquí que visité, fue el estilo pintoresco de Sugarbush el que me atrapó. Sin embargo los paisajes más impresionantes se obtienen en Stowe –donde luego de estar horas esquiando hice una parada en Cliff House, un restaurante estilo chalet ubicado en lo alto del Monte Mansfield–, donde se obtiene una de las mejores vistas panorámicas del lugar.

De que hace frío en invierno en Vermont, hace frío, pero nada que no se pueda soportar con la ropa adecuada y entrando en calor con una sopa de almeja, de calabaza o con una suculenta hamburguesa de carne molida orgánica, queso cheddar, tocino, cebolla caramelizada y champiñones salteados, servida en una focaccia crujiente, ¡famosa entre los esquiadores!

Intereses:

#ViajerosFaro

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