Una ciudad para entretener la imaginación viajera
Llegué a Stone Town, en Zanzíbar, por casualidades de la vida. Sin expectativas y abierto a las sorpresas. Y lo que encontré fue, simplemente, asombroso.
Imagina que llegas a un lugar lleno de tesoros sin saber de su existencia, sin ninguna expectativa. Que agarras tu cámara y caminas hasta perderte por las innumerables calles que, a decir verdad, parecen pasadizos secretos y encantados. Que recorriendo te encuentras con detallitos majestuosos, como esos que tiene cada puerta, simbolizando, quizás, la entrada a algo divino.
Imagina un lugar lleno de reflexivos y solitarios caminantes vestidos con túnicas, y de niños gritando embargados de felicidad. Un lugar donde, a primera vista, predomina un solo tono, pero con un poco de atención es posible distinguir una infinidad de colores que rodean el ambiente.
Imagina que, después de varias horas de paseo, de pronto cae la noche y aparece la luna. Que, de tanto caminar, comienzan a pesarte las piernas, pero se te olvida al ver tanta maravilla y lo único que quieres es seguir recorriendo.
Imagina que la temperatura te abraza con su calidez, que con la noche aparecen puestos de comida y la alegría se adueña del sitio. Con la luna como única fuente de luz, imagina que tienes la suerte seguir caminando guiado por ella. Que las sombras que emiten las construcciones incentivan tu creatividad.
Sorpresas maravillosas e imaginación viajera
Lo que imaginaste existe y yo lo viví. Se llama Stone Town y es la parte antigua de la Ciudad de Zanzíbar, la capital de la isla de Zanzíbar, en Tanzania. Un sitio que, por tanta maravilla, mereció por años el título de Patrimonio de la Humanidad, hasta que la UNESCO se lo otorgó en el año 2000.
Debo reconocer que, hasta antes de conocerla, la ciudad y la isla completa no formaban parte de mi lista de sueños viajeros. Pero, en realidad, esa es la increíble sorpresa que te regalan los viajes sin rumbo.
Stone Town también quiere conocerte y coquetearte con todos esos secretos que la hacen tan espectacular. Sus calles, puertas, construcciones, personas, clima, comida… todo es especial.
Llegar a este sitio también tiene su encanto. El punto de partida es Dar es-Salam, la capital áfrico-musulmana de Tanzania, desde donde hay que tomar un ferry. El viaje dura alrededor de una hora, que vale la pena aprovechar admirando las maravillosas costas. De pronto, todo desaparece y, poco a poco, se vislumbra el puerto de Stone Town esperándote con los brazos abiertos.
Ya estás listo. Prepárate para hacer ese sueño que imaginaste una realidad.