Un sueño viajero impresionista


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Con varios artistas en mi cabeza, viajé a Francia para descubrir la cuna del impresionismo y la fuente de inspiración de famosos cuadros que hoy se encuentran en museos como el Louvre, d’ Orsay, Marmottan y l’ Orangerie.

Camino a la casa de Monet en bicicleta

Rumbo a la casa de Monet

Hubo una época en que no existían los celulares ni las cámaras digitales. En esos tiempos, la realidad fue capturada por el pincel de un grupo de artistas: los impresionistas. Los nenúfares de Monet, El Columpio de Renoir y El lago de Annecy de Cézanne, representan lugares que todavía existen y se mantienen intactos.

A partir de mi impresionante impresión por los impresionistas, viajé a Francia para descubrir la cuna de este movimiento y la fuente de inspiración de los cuadros que se pueden encontrar en los museos del Louvre, d’ Orsay, Marmottan y mi nuevo favorito, l’ Orangerie.

El efecto de ver los cuadros y el lugar real desde donde estos artistas se sentaron y pintaron es sorprendente. Entiendes que ellos no sólo estaban acostumbrados a ver, sino que observaban la realidad descomponiéndola en todos sus colores, luces y matices.

Puente de Monet

El famoso puente de Monet

El mundo de las pinceladas

Mi primera parada fue Barbizon, un pueblo ubicado a 40 minutos de París en tren, donde nació el movimiento impresionista. La casa que alguna vez albergó a Monet, Sisley y Pissarro, ahora se convirtió en el Musée de l’École de Barbizon. Hasta el día de hoy se mantienen los bosques y jardines que fueron en algún momento inmortalizados por diferentes miradas.

En lo personal, mi preferido siempre ha sido Monet, por lo que un destino obligado era Giverny, para conocer su casa y jardín. Un viaje de 50 minutos en tren desde París más un paseo de 15 minutos en bici bastan para llegar a su casa. En su interior se puede ver su taller, cocina, pieza y el atelier de su esposa. Pero toda la magia de este lugar se centra en el jardín, por lo que recomiendo ir en primavera o verano.

Musée de Renoir

El Musée de Renoir con Sacré Coeur de fondo

Me atrapó la explosión de aromas y colores de las millones de flores que inundaban el terreno. Sin embargo, del otro lado del jardín se respira una atmósfera de tranquilidad y silencio. Varios sauces rodean el estanque en el que flotan los nenúfares. Por encima lo atraviesa un puente japonés donde me instalé a ver los juegos de luces y sombras reflejados en el agua al pasar de las horas.

La sensación de estar ahí viendo lo mismo que Monet fue equivalente a la que tuve en el Musée de l’Orangerie frente a sus lienzos de 8×2 metros. Realmente un sueño viajero.

La última parte de este viaje la dediqué al pueblo que vio morir a Van Gogh: Auvers-sur-Oise. Ubicado al norte de París y accesible por tren, visité la casa en la que vivió su médico y en la que se encuentra aún la mesa roja que aparece en el Retrato del Doctor Paul Gachet.

Continuando el recorrido llegué a la encantadora iglesia de líneas ondulantes inmortalizada por Van Gogh. No podía irme del pueblo sin antes cruzar los trigales que me llevaron al pequeño cementerio donde se encuentran las sencillas tumbas de Vincent y Theo.

Les propongo planear sus viajes con un punto de vista distinto: descubrir los lugares que inspiraron a los mejores artistas del siglo XIX.

Lugar:

Francia

Intereses:

Ciclismo Historia Museos

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