Un sueño cumplido junto a un mentor

 

El Camino de Santiago es el lugar perfecto para salir a buscar historias. Y en medio de esta aventura, sintiéndome el más viajero de los viajeros por haber caminado 800 km, se me cruzó por el camino quien le daría a esta travesía un nuevo significado.

 

¿Ah, así que vas a hacer un tour?… turista. ¿Ah, no comes hace dos días?… viajero.

Ese “ah” es el anticipo de la “chapa” que recibirás y, dependiendo de tu autoestima, el motivo por lo que te sentirás orgulloso, o profundamente avergonzado.

Puerta azul en un pueblo del Camino de Santiago

Ya llevaba nueve meses viajando por el mundo cuando decidí cumplir este sueño. Tenía 30 días y 800 km por recorrer. Era un gran reto y me cuestionaba la factibilidad de completar tan ardua tarea. Con más dudas que seguridad, me lancé a andar. A peregrinar.

Una de las principales enseñanzas que uno adquiere viajando es tolerar a la gente diferente. Pero, por alguna extraña razón, lo de viajero y turista rondaba con más soberbia que nunca en mi cabeza. Yo sí que era un viajero “de verdad”.

Este debate interno tomaba otras etiquetas en el camino (¿peregrino o turista?), sin perder el trasfondo. A veces las largas horas caminando se pasaban rápido con un compañero con quien filosofar de esta temática. Al final del día, en todo caso, turistas y viajeros se sentaban en la misma mesa a compartir historias, cantar y reír.

Y conocí a un mentor

Carlos y Lyon mientras hacían el Camino de Santiago

Junto a Lyon

Llevaba 250 km recorridos y un orgullo que me inflaba el pecho. El inmenso páramo español acompañaba mis pasos. Iba pensando en lo poderoso que era y en cómo de ahora en más, nunca volvería a dejar que las dificultades me detuvieran, cuando conocí a Lyon. En ese momento me sentía el más viajero de los viajeros. El más peregrino de los peregrinos.

La noche anterior había escuchado a Lyon hablar con otras personas acerca de sus impresionantes cargos en direcciones de altas empresas de Europa, de sus post grados en Estados Unidos y de su vida como abogado. Lo miraba de reojo y pensaba: “Turista”.

Cuando me saludó y se puso a caminar a mi lado, mil cosas se me pasaban por la cabeza. Era un señor de 70 años, con una visible cojera y que de seguro venía de vacaciones por un fin de semana, con el probable afán de mover un poco el esqueleto y conocer nuevos lugares. Me contó de sus viajes de trabajo y de sus vacaciones en el Caribe. Sólo cosas que yo veía como la gran etapa superada en mi currículum viajero.

Se fueron sucediendo los días y ese lejano hombre se fue encontrando mucho más seguido conmigo en la ruta. Los temas de conversación fueron cada vez más profundos y la confianza generada cada vez más poderosa. Lyon no dormía en hoteles; era uno más en los albergues. Lyon no comía en restaurantes, se cocinaba deliciosos platos que nos compartía. Lyon tenía 70 años, y una hernia discal, que le hacía cada uno de esos pasos una tortura. ¿800 mil pasos? No, Lyon salió de la puerta de su casa en Bruselas, Bélgica, y llevaba tres meses caminando. Y no 800 km; él llevaba tres mil.

Entre medio de un bosque, continúa el Camino de Santiago

Parte del camino

¡¿Qué?! No lo podía creer. Lyon tenía convicción de lo que estaba haciendo y, sobre todo, una voluntad de acero. Caminaba con un gran tranco y con un rostro taciturno de quien lleva mucho tiempo en silencio. Lyon, efectivamente, había sido un turista gran parte de su vida, de lo cual nunca se avergonzó. Hoy era el más experimentado de los viajeros. Lyon era la muestra de que quienes viven sin etiquetar, tienen más flexibilidad para cambiar. Al final del día, todo turista es un viajero en potencia y, por los rigores de la vida, todo viajero es un turista en potencia.

Necesitaría un libro para contar todo lo que aprendí de ese hombre y cómo este sueño viajero se convirtió en una de las grandes enseñanzas de mis viajes. Solo diré que Lyon llegó el mismo día que yo a Santiago y que ambos cumplimos nuestro sueño viajero durante otra de nuestras interminables conversaciones. Un sueño cumplido junto a un mentor.

Si te autodenominas turista o viajero, poca importancia tendrá a la hora de emprender un viaje. El viajero seguirá mirando con recelos a ese inexperto turista, y el turista se reirá de esos pobres vagabundos del mundo. Y entonces uno irá al sur, y el otro irá al norte. Y, al final del día, se encontrarán cuando se den cuenta, como un famoso viajero lo hizo, que el mundo es circular.

 

Lugar:

España Francia

Intereses:

Trekking

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