Un paseo entre los cadáveres de París
Seis millones de cadáveres. Trescientos kilómetros de laberintos. Cuarenta y cinco minutos de caminata. ¿Te atreves a conocer el subsuelo más terrorífico de Francia?
Mientras cientos de turistas piden matrimonio en la Torre Eiffel, otros pasean por el bohemio Montmartre y unos cuantos andan de shopping por los Campos Elíseos, el subsuelo parisino esconde 300 kilómetros de túneles donde descansan los cadáveres de nada más y nada menos que 6 millones de personas.
Pero los orígenes de las Catacumbas de París no siempre fueron así de tétricos. Durante años los romanos las utilizaron como canteras para guardar piedra caliza, pero después de un tiempo quedaron absolutamente abandonadas, hasta que los franceses dieron con el lugar para que cumpliera una peculiar función.
A fines del siglo XVIII, los cadáveres enterrados en el cementerio de los Inocentes comenzaron a generar un enorme foco de infección, por lo que hubo que buscar un nuevo lugar para depositar los cuerpos. Fue así como estos túneles se convirtieron en la gran fosa a la que llegaron las osamentas de todos los cementerios de la ciudad.
Desde entonces, este inmenso subterráneo parisino ha formado parte de la historia por distintas razones. Ha aparecido en obras de Umberto Eco y Wells Robinson, así como también en El Jorobado de Notre Dame. Además, fueron utilizados como centro de operaciones de la Resistencia Francesa, durante la Revolución, y de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
No aptas para claustrofóbicos
Han pasado más de 200 años desde el último día en que un cuerpo llegó a las catacumbas. Y, aunque los trabajos de remodelación permiten que hoy cualquiera pueda entrar a visitarlas, se recomienda optar por las visitas guiadas… nadie quiere perderse en un laberinto lleno de cadáveres.
A pesar de todo, algunas personas utilizan este lugar para realizar reuniones secretas y fiestas. De hecho, en varias ocasiones se han encontrado cuerpos de personas que entraron sin un guía, perdiéndose y muriendo en el lugar.
Con los huesos a la vista, pasillos muy estrechos y una energía propia de un cementerio, el panorama es bastante tenebroso y, sobre todo, nada apto para claustrofóbicos. El paseo oficial consiste en una visita guiada por las catacumbas y, aunque sólo se puede recorrer menos del 1% de los túneles existentes, es lo más recomendado para los que quieran conocerlas.
Para los valientes que se atrevan a visitar este intrigante lugar, las Catacumbas de París se encuentran en Arrondissement 14, en la Plaza Denfert-Rochereau.