Un hotel con un millón estrellas en Praia do Sono


Banner Faro Tours
Banner Faro Tours

 

Existen lugares en el mundo que, por muy alejados que estén, siempre sorprenden con lujos para viajeros. Este viaje me sorprendió con un hotel de un millón de estrellas.

 

Praia do Sono Brasil

Praia do Sono

Decidimos recorrer la Costa Verde de Brasil y volver a un lugar donde prometí que algún día retornaría. Si bien esto me ocurre muy seguido, esta vez tenía la certeza de que así sería, por lo que cuando armé la ruta Praia do Sono ocupó los primeros lugares de la lista.

Partimos desde Paraty, ubicado 250 kilómetros de Río de Janeiro, donde tomamos un bus para iniciar la travesía. Llegamos a Laranjeiras listos para comenzar el trekking de una hora y media aproximadamente hacia Praia do Sono (si se hace con mochila a cuesta, podría demorar más), donde debíamos cruzar la selva para llegar.

Con nuestras mochilas al hombro y la actitud de viajeros innatos que somos, nos dispusimos a realizar la caminata o trilha que incluía vegetación,  animales y mucho calor. En este recorrido es muy común ver muchos animales en su hábitat, así como encontrarse con serpientes de agua y otras especies que hacen que el camino se torne entretenido para seguir. Ver cada cierto rato el mar nos indicaba que estábamos prontos a llegar, y entre tanta subida y bajada estábamos seguros de que lo que nos esperaba valía la pena.

Si bien era mi segunda vez haciendo el recorrido, tenía la convicción de que, independientemente de las veces que visites un lugar, éste siempre tendrá algo para sorprenderte. Seguimos a paso firme convencidos de que el premio sería grande, y así fue: llegamos a Praia do Sono donde la postal mezclaba un ambiente y recorrido salvaje con un mar azul calmo. La mezcla perfecta para los que amamos los lugares paradisíacos ¿Cómo no querer volver?

Camping en Praia do Sono, Brasil

Yo, estresada en el camping

Un hotel de un millón de estrellas

Era marzo y se notaba que en el lugar sólo estaban las personas que ahí vivían. Ese panorama para nosotros siempre es ideal, ya que las posibilidades de poder compartir con personas que arman su vida en lugares recónditos es siempre un privilegio, pues somos unos convencidos de que esta es la mejor manera de viajar y vivir los lugares.

Con la mochila al hombro, que ahora pesaba varios kilos más después de tanto caminar, comenzamos la búsqueda de un lugar donde dormir. En Praia do Sono los campings se ubican en la orilla de la playa y no existe un límite entre ambos lugares.

Así fue como nos recibió Felipe, un artesano que, entre conversaciones y buena onda, se convirtió en nuestro amigo y guía del lugar.

Cocinando en Praia do Sono

Felipe y Mauricio cocinando

Felipe, sin duda, marcó nuestra estadía. Ente cervezas y un hermoso atardecer nos sorprendió con su historia de vida. Este encantador artesano llegó a Praia do Sono escapando de Río de Janeiro y de las pocas posibilidades que ahí existían para él. Sin luz y sólo con el ruido del mar de fondo, transcurría la tarde dándole la bienvenida a la noche en una velada mágica donde no importaba más que el estar ahí, con los pies en la arena y disfrutando de la luna que comenzaba a iluminar.

Para sorpresa nuestra, Felipe extendió la invitación a más personas que vivían en esta playa, expandiendo el círculo, las risas y, lo más importante para mí como viajera, la amistad.

Entre cervezas, canciones y un cielo estrellado, uno de los invitados nos dijo que habíamos sido muy buenos viajeros al escoger ese camping, que era el mejor hotel de todos y en todo el mundo.

Camping en Praia do Sono Brasil

Descansando en el camping

Tal fue la emoción que sentimos que, entre mirar el cielo y seguir conversando, prometimos volver y vivir un par de meses en ese lugar con la intención de formar un camping que llevaría ese nombre, donde la buena onda y la amistad serían su razón de ser.

Nos fuimos a dormir felices. Esa noche estábamos solos en un lugar donde el oleaje del mar se convirtió en la sinfónica más importante del mundo, y con un nuevo e improvisado negocio en nuestras mentes. Es que soñar no cuesta nada considerando que esa noche nos íbamos a dormir en un hotel de un millón de estrellas.

Nos tumbamos nuevamente a mirar las estrellas de Praia do Sono que, a esas alturas de la noche, ya eran nuestras. Es que ser viajeros es disfrutar de cosas simples y de los lujos no convencionales que están ante nuestros ojos, y que depende sólo de nosotros apreciar. Si teníamos hambre podíamos pescar, si queríamos fruta bastaba con subirse a un árbol y conseguirla, si querías dormir bastaba con poner tu carpa y disfrutar de tu propio hotel. Y eso fue justamente lo que nos enseñó Felipe: “Si vives y convives con la naturaleza, lo tienes todo”.

Si lo dice él, para nosotros no hay duda alguna.

Lugar:

Brasil

Intereses:

Camping Low Cost Playas

Comentarios