Sueño cumplido: saltar en paracaídas


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Tenía 18 años, viajaba sola y no le había contado a nadie lo que estaba a punto de hacer. Este es mi sueño cumplido de pura emoción y adrenalina. Por Angela Reinecke

 

Dentro de los top 5 de mi bucket list se encontraba un sueño que puede parecer muy cliché, pero que vengo ansiando desde muy chica: saltar en paracaídas. Mientras planeaba mi viaje por Australia, después de varios meses trabajando en Melbourne, me acordé de esto e inmediatamente comencé a averiguar acerca de centros de paracaidismo en las ciudades donde me encontraría. Así fue como llegué a Skydive Cairns, una empresa muy profesional que recomiendo completamente por si alguien se anima a intentarlo estando allá.

Salto en paracaídas

20 metros de caída libre

¡A saltar!

Llegó el gran día y, sin darme cuenta, me encontraba en un avión junto a otras siete u ocho personas, esperando mi turno para saltar. Tenía 18 años, viajaba sola y no le había contado a nadie lo que estaba a punto de hacer, ¡ni siquiera a mis papás! Quería que fuera mi propia aventura, mi secreto.  Además, los pobres se habrían muerto de susto si sabían.

El instructor junto al cual saltaría era el prototipo del típico australiano simpático y muy relajado, lo cual ayudó bastante para que pudiera disfrutar cada segundo, porque en el cielo… ¡el tiempo se pasa volando!

Llegó mi turno, me senté en la puerta del avión con los pies hacia afuera y tuve muchos sentimientos encontrados, entre que tenía el mundo a mis pies (literalmente) y, por otro lado, ¡me sentía tan insignificante para el mundo! Son esos momentos en que se te pasa toda tu vida por la cabeza y comienzas a cuestionarte si lo que estás haciendo está bien. No importaba, ya no había tiempo para eso, era demasiado tarde para arrepentirme.

Salto en paracaídas– Angela, ¿estás lista? –me preguntó el instructor.

– Supongo que sí –le respondí.

Y en un instante ya me encontraba saltando desde el avión, gritando tan fuerte que creo que al pobre lo dejé sordo. Fueron cerca de veinte segundos de caída libre, llenos de adrenalina y emoción. ¡Pero pasaron demasiado rápido!

Ahora sí… Tengo el mundo a mis pies

El instructor abrió el paracaídas y de pronto estaba volando, con una vista increíble sobre la ciudad de Cairns, el océano y la Gran Barrera de Coral. Mientras volábamos, tuve la oportunidad de manejar el paracaídas un rato y así ir viendo dónde aterrizaríamos. Esta parte pude disfrutarla más, ya que fue más larga y sentí realmente cómo volaba, a pesar de que es la caída libre la que todo el mundo ansía.

El aterrizaje salió de lo más bien, ya que antes me habían enseñado todo. Le di un abrazo al instructor y le agradecí desde el fondo de mi corazón. Estaba feliz, estaba dichosa, me sentía una triunfadora, acababa de hacer realidad un sueño y ahora sí iría a contarle a todos lo que había hecho.

Salto en paracaídas en Cairns

Volando sobre Cairns

Lugar:

Australia

Intereses:

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